viernes, 24 de mayo de 2013

ARTICULÍSTA INVITADO.MARCO A.FIGEROA

   


* Cobardes y pusilánimes no enfrentan a docentes dignos e idealistas con argumentos, sino con la fuerza de grupúsculos mafiosos * En este Siglo XXI el magisterio nacional debe de estar a la altura del momento histórico que se vive y se espera de ellos.                                                                                         

  
Se supone, que por ser los docentes las personas interesadas en elevar los niveles de cultura de una sociedad, deberían de ser quienes consoliden, mejoren y perfeccionen el régimen democrático que existe, los que deberían predicar con el ejemplo, no evadiendo tal responsabilidad y privilegio. Desgraciadamente en nuestra educación -pese a reclamos de las mayorías- pretender que modestamente los docentes deban de orientar ideológicamente a las nuevas generaciones, dentro de un clima de libertad, igualdad, dignidad y justicia, conocedores del orgulloso pasado que hemos experimentado, en especial todas las batallas que ha librado la humanidad entera y nuestro pueblo contra seres negativos -perversos, fementidos, sátrapas, desequilibrados, enfermos y desclasados-; por lograr su superación y bienestar, sobre todo, la experiencia de las luchas de Independencia, la Reforma, la Revolución, Expropiación Petrolera y la constante lucha por la Democracia; personajes, ideario y conquistas, de las que estamos todavía disfrutando, que en pleno siglo XXI muchos pueblos carecen ¡No se ha logrado! Por ello debemos oponernos siempre al atentado inertico a no enseñar en nuestra educación esos contenidos, pues tal actitud lleva el propósito esencial de que olvidemos nuestro pasado, base del presente, para poder planear un futuro mejor. La lucha no es fácil, tan es así que imperceptiblemente los postulados de nuestra Constitución Mexicana han sido modificados (siempre habrá vende patrias que se alquilan al mejor postor, incluyendo a muchos docentes que no solo atentan contra su dignidad, sino contra la ética de su encomienda) en beneficio de los potentados. Por eso hoy nuestras nuevas generaciones desconocen el significado de las luchas libertarias, se han modificado programas y textos que utilizarán para poder influir en su mentalidad, ya que los “eternos” dueños del país, junto con sus indignos incondicionales pretenden manipularlos a su antojo ¡Lo que faltaba! Los atentados a las transformaciones y superación que ha tenido el país se acentuó en los dos últimos sexenios, con la callada complicidad de un gremio magisterial castrado, intelectuales indiferentes o cooptados y un grupo de pseudos políticos convenencieros, carentes de conocimientos esenciales sobre los postulados de las luchas por nuestra mexicanidad, iniciada por don Miguel Hidalgo, continuada por los movimientos de Reforma, lucha democrática de 1910, el constituyente de 1917, la expropiación petrolera de 1938 y las constantes luchas en busca de equidad en un real régimen democrático, movimientos aprovechados por oportunistas conservadores que han dado un vigoroso giro a sus intereses, apoderándose no sólo de los bienes y poderes de la nación, sino lo más peligroso y vergonzante; la voluntad de las mayorías que inermes vegetan en su retroceso y manipulación. Con la ayuda de un sindicalismo a modo se logró la cosificación de la mayor parte del magisterio para beneficio de unos cuantos, pero cuando los líderes  -cómplices- de estos atentados pretendieron utilizar a estos “engendros” para su provecho muy personal se utilizó la fuerza contra ellos. Tales atentados han pretendido callar a los pensantes del país permanentemente, a lo que nunca, pero nunca nos acostumbraremos, ni nos someteremos, ni para demostrar ideas suicidas ni temerarias, pues bien sabemos contra el monstruo que nos enfrentamos; sino por dignidad y amor a la patria, nuestros hijos, por ti, por todos; por México. La educación es un todo dinámico y tiende a perpetuarse mediante una fuerza inértica extraña. Pero también está  expuesta a cambios drásticos, a veces traumáticos y a momentos de crisis y confusiones, cuando muy pocos saben que hacer; provenientes de contradicciones, inadecuaciones, decisiones casuísticas y desacertadas, catástrofes, cambios drásticos. Es bueno saber que la educación cambia porque el tiempo así lo dispone, porque ella deviene. Ella misma se altera, cambia y se mueve de manera continua y a veces discontinua; crece y decrece, puede venir a ser y dejar de ser, por ello debe uno estar alerta, dejar de ser pusilánime y seguir el ejemplo de aquellos que dignamente luchan y buscan lo mejor para los niños y jóvenes, y por ende la verticalidad y vergüenza de una profesión que han pervertido hasta el hartazgo. ¡Viva el magisterio, que a pesar de sus verdugos, sigue una lucha desigual y temeraria, con la fuerza de la verdad y la razón! ¡Claro que sí! ¡Estamos! alodi_13@hotmail.com





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