sábado, 23 de noviembre de 2013

ARTICULÍSTA INVITADO: ATTICUSS LICONA





      DIARIO ÍNTIMO


Ni los chismes ni los chismosos
 

Dice Manlio Fabio exCapulina Beltrones que a él no le gustan los chismes ni los chismosos, aseveración temeraria al ejercer la profesión que él ejerce, barnizada corrientemente por la vaharada del chismarajo común. Tal vez debió precisar que no le gustan los chismes de él ni los chismosos que lo agreden, así sí se entendería su disgusto. Porque ¿a quién no le gusta uno que otro chismesito?
En cada familia siempre hay un ejemplar de cada cosa y familia que no tenga un chismoso entre sus filas no es digna de ser preciada. Además, a últimas, no se entiende por qué tanto alboroto si es un secreto a voces que los diputados federales siempre han tenido mano en la asignación de presupuestos y por obvias razones en la asignación de los mismos. Presidente municipal que no coopela, como dijera el chino Zhenli Ye Gon... cuello!!!
Lo difícil no es señalar y hacer un chisme, lo difícil es seguirle la pista a los dineros, porque no me va Usted a dejar mentir: a los políticos se les acusa de todo menos de flojos y descuidados, se afanan desde la mañanita hasta el anochecer en conseguir el mejor trato y no dejan huella, es más fácil caerle a un agente encubierto de la DEA que a un político. Por eso me cae bien el buen Manlito, siempre se anda reinventando y ahora resulta que está más dolido que Angelique Boyer con su personaje de Monserrat Mendoza Giacinti en la superproducción “Lo que la vida me quitó”, como si no se acordara lo perra que salió en Teresa.
Y hablando de perras les cuento -por si andaban con el pendiente como dirían los del face- que ya reapareció la perrita familiar. Se había extraviado y habíamos dado parte a XHGC aunque nos dijeron que mejor nos fijáramos bien no sea que estuviera ensabanada como la niña aquella, y es que la pobrecita ya está muy vieja, tan chiquita y enjuta como ciruela pasa que hasta pena da verla ir y venir rengüeando y cargando una hernia que da miedo. La compraron mis papás desde que yo vivía en su casa y cuando me fui ya estaba vieja, de eso ya hace muchos años y estoy empezando a creer, con esta vida tan disipada que llevo, que antes me van a enterrar a mi.
En fin, que a mí cuando me expusieron el extraño caso de la desaparecida ni me dio tanta extrañeza, hasta pensé que si se había metido de noche a algún parque xalapeño lo más seguro es que se la hubieran comido las ratas -ni hay en los parques públicos xalapeños-. Pero ya regresó, toda maltrecha pero volvió. De esos días en que se perdió no quiere hablar, ni un ladrido ha soltado, parece judicial entrenado. ¿A dónde estuvo? Sabrádió.
Yo tengo la teoría que se fue al desfile del 20 pero que no la aceptaron por la edad, aunque ella asegura que en la marcha magisterial había mucho viejito y que entonces lo suyo es discriminativo. ¿quién soy yo para contradecirla? El caso es que todos están contentos, y como dijera Manlito, a mi no me gustan los chismes ni los chismosos, por eso es que ya no especulo más, me conformo con haberla visto volver con su bulto de paliacate bajo la pata y si algún vecino nos dice lo que pasó en estos días de su ausencia lo tacharé también de chismoso.
Así, con esa autoridad que le da el haberse rasurado el bigote, Manlio Fabio tiene la estatura moral de esgrimir que todo es una enconada campaña de desprestigio contra los diputados federales (pobrecito, que alguien le diga que ellos solitos se desprestigian). No cabe duda que cuando uno y esa mesnada de “unos” que son, se quieren hacer que la Virgen les habla, no hay mejor escuela que San Lázaro. Y es que cuando la verdad no es precisa los políticos suponen que la mentira es artera. Claro que no piden el diezmo de “toooooodo” el presupuesto, como pasa Usté a creer, deben pedirlo sólo de una parte, porque si fuera de todo, qué le dejan a los  gobernadores, los presidentes municipales, los directores de obra pública, los supervisores, los tesoreros y toda esa larga lista que tiene la perfecta escuela de estirar la manita. Es la escuela de la mano, todo comienza en el Congreso donde la levantan, y de ahí continúa una larguísima cola en donde ya sólo la estiran.
Cualquier comentario de esta chismosa columna, favor de enviarlo a atticusslicona@gmail.com y puede seguirme en twitter en @atticuss1910


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