viernes, 13 de diciembre de 2013

ARTICULÍSTA INVITADO:ATTICUSS LICONA




DIARIO ÍNTIMO


        Más herencia
 
Cada día el ambiente en esta capital se pone Tepiteño y más con la jauría de camioneros que todos los días salen a comerse el asfalto a puños. No todos, lo sé, no me gusta generalizar, porque hay unos muy decentes... lo malo es el otro 99% que no tiene corrupta progenitora. La escena se repite a diario, sin que esa constancia me ayude a determinar si en realidad van jugando carreras o tienen un amor obsceno a irle cerrando el paso a los demás. Antes, cuando había caballeros, la ciudad se disfrutaba y a las viejecitas se les cedía el paso y el asiento, pero ahora todo mundo tiene prisa, sobre todo los chafiretes que por su forma de conducir se diría que cobran en dólares por vuelta.
A mi en más de una ocasión han estado a punto de desgraciarme, como si necesitara ayuda y no me pintara yo solito para eso de andarme desarmando. Son, así y nomás por no decirles feo, unas bestias.
Creo no ser el único que ha sentido esa rabia antisocial que demuestran al aventarnos la lámina por delante, si así fuera entonces les diría que ya pueden irle llegando de uno por uno, porque hasta eso, son montoneros. Pero no creo ser el único, su misantropía es galopante y no respetan edad ni género, igual se le avientan a un mercedes que a un tsurito maltratado, hacen la parada donde quieren y traen sus unidades más destartaladas que la honradez priísta. Ahí tiene una muy buena chamba el Gobierno, que se apliquen en las concesiones para que eso no siga pasando y que le den al respetable un servicio de calidad.
Aquí pagamos en promedio ocho pesos, los cuales son mucho muy gravosos considerando la ínfima calidad en el servicio y la mala asignación de las rutas, y en en Distrito lloran porque les subieron el boleto del Metro a cinco pesos. Tome usted en cuenta que hasta entre los transportes públicos hay niveles y lo que hace el Metro por la ciudadanía defeña es inconmensurable y que tres, cuatro o cinco pesos se quedan cortos en la relación distancia, velocidad, efectividad. 
 
Los camioneros xalapeños no dan ni siquiera chance de leer un libro, así ¿cómo va a subir el nivel cultural? Si andas medio tembeleque por lo pesado de la semana el subirse a un camión puede resultar mortal. El otro día un pobre paisanito iba lo que le sigue de cansado y fue dejando caer la cabecita dócilmente contra el vidrio. Al principio las vibraciones le hicieron caer en un sopor -hasta se veía- placentero y seguro estaba soñando con una ciudad sin doña Elízabeth porque comenzó a sonreír, pero en cuanto el camión agarró inercia y al chofer le valieron lo que se le unta al queso los baches, el adormilado caballero de un cabezazo bretó el vidrio y un hilillo de sangre le escurrió por el rostro. Después de eso me fui dando de cachetadas para no dormirme, de menso me duermo. Subirse a un camión en Xalapa es un deporte extremo.
Es justo y necesario que ya pongan un verdadero orden. Elízabeth no le quiso entrar, se quedó con un proyecto integral de movilidad que cacareó a lo grande y que echó a perder a lo bruto. Hizo algunas cositas de las que tenía planeadas pero hasta ahí, no le alcanzó para más y así como no queriendo le heredó un problema más a Américo. A éste le tocará arreglar el problema aunque lo más seguro es que el famoso plan de Movilidad 360 no le cuadre y en poco tiempo nos presente uno más nice, más pirrurris y más chido (seguramente así lo defenderá), algo que nos saque de este camino que sin remedio y sin falta nos llevará a ser una nueva Tepito.
¿LO MEJOR DE HOY?
Que ya sólo te quedan 19 días Elízabeth
Cualquier comentario de esta columna salvaje, favor de enviarlo a atticusslicona@gmail.com y puede seguirme en twitter en @atticuss1910


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