jueves, 27 de noviembre de 2014

ARTICULISTA INVITADO :ATTÍCUS LICONA


DIARIO ÍNTIMO


Pequeño mártir

Como se sabe, en México somos muy dados a perder el tiempo en cualquier trivialidad. Antes de que tuviéramos los juegos de video eran inconmensurables las masas de infantes que se convertían en niños rana por estar acuclillados horas y horas dándole a las canicas, y hasta se llega a sospechar que la inmensa fortuna de los Alemán comenzó a principios de siglo pasado cuando Miguelito (así le decían de chico) no tenía para comprarse sus cuadernos pero vio -ojo agudo- la enorme falta de oferta de canicas por lo que se decidió a comenzar su imperio mercantil con el tráfico de esos esféricos juguetes. Es así como se traman las historias de los grandes hombres, con canicas.

Aquí el cuít está en descubrirnos adictivos, encontrar qué es lo que hace feliz a los demás y asirnos de su necesidad para venderles la respuesta. A mí esa historia de superación me llena de esperanza, como para enviársela a Liza Echeverría y al Dr. César Lozano al programa “Hermosa esperanza” (quien debería pedir que lo enfoquen bien en los comerciales porque se parece Juan Osorio). Es la viva historia del Sí se puede, porque con tenacidad y esfuerzo cualquier vendedor de canicas puede llegar a Presidente.

Mi tren con destino a Los Pinos ya partió, y mire que tenía yo chance porque de pequeño mi padre enviaba a sus chamagosos productos a lavar carros y bolear zapatos. En ese entonces le teníamos un agradecimiento profundísimo (ajá) por brindarnos la oportunidad de conocer el mundo y saber que la vida no era fácil. Ya me lo agradecerán, decía mientras nos daba nuestra caja de bolear y nos traía los cepillos del súper, y nosotros calculando el tamaño de su cabeza a ver si cabía en el frasquito del agua con jabón de calabaza. No quiero ser injusto y por tanto también aclaro que el dinero que ganábamos nos lo quedábamos, pero la verdad es que preferíamos estar de vaquetones viendo a la Señorita Cometa. De hambre no se habrán de morir, nos decía el pobrecito sin saber que en estos días al que no tiene para comer lo alimenta el Gobierno.
A veces pienso que trabajé más cuando fui el tierno querubín de mi madre que ahora. Porque cuando le renunciábamos a mi padre en sus intentos de hacernos los mejores boleros del país, mi madre a quien tarde se le hacía para agarrarnos de chalanes, nos hincaba como águila sus garras en los hombros. ¿A dónde van pequeños engendros de mis descuidos? Ménganche pa’cá que ahora viene su maestría de lavar trastes, fregar pisos y, lo más lindo, la creme de la creme de los quehaceres domésticos, chacualearle el agua a las tazas del baño. Total que si no acabé oficialmente loco es porque bloqueé muchos recuerdos pero estoy seguro que antes de morir recordaré todos aquellos momentos y me tendrán que declarar mártir infantil.
Pero de nada de eso le quería hablar, esos son recuerdos que se cuelan como el desgraciadísimo frío que ha hecho estos días.

 Le quería contar precisamente de mi debilidad por perder el tiempo en cualquier tontería. Ahora estoy, brutal y absolutamente perdido en un maldito juego que traía preinstalado mi teléfono y que en una isleta del aburrimiento tuve la mala fortuna de jugar: Plants vs Zombies. Qué manera tan desgraciada de absorberme. No le exagero ni tantito si le digo que una vez que apago las luces los zombies me siguen persiguiendo y en más de una ocasión me he despertado en la madrugada a seguir jugando. Si el jugar maquinitas fuera un trabajo remunerado no habría pobreza ni nos preocuparía ver a nuestros pequeños piratitas dándole todo el día al tuinquile-tuinquile (así hace mi teléfono ¿yo que culpa?).

 Como soy tan aprehensivo no me queda duda que no estaré tranquilo hasta que haya matado a miles de zombies con mis plantas, así como no me queda duda que mi padre no supo encaminarnos bien, en lugar de bolear zapatos y lavar autos nos debió inducir a comprar y vender canicas… el futuro no está en ser asalariado sino en la libre empresa.

Cualquier comentario de esta columna mal orientada, favor de enviarlo a atticusslicona@gmail.com, puede seguirme en twitter en @atticuss1910 y si gusta leer mi blog en atticusslicona.wix.com/atticuss

No hay comentarios:

Publicar un comentario