domingo, 31 de mayo de 2015

ARTICULISTA INVITADO.RODOLFO HERRERA


Vivir en el Golfo 

PERJURIO A HIPÓCRATES 

Como todos los enfermos del sistema laboral, Ofelia Arroyo Aguirre ingresó al Centro Médico Nacional del IMSS con sede en el puerto de Veracruz, con la esperanza de recuperar la salud. Su diagnóstico, aunque delicado, no representaba mayores problemas, por lo que procedieron a internarla para programar las diálisis renales que ya le habían aplicado con anterioridad. Ofelia, como buena Veracruzana, conservó el humor y se mantuvo optimista, siguiendo con atención las instrucciones de los médicos.

 La tarde del pasado miércoles 27 de mayo, la familia Arroyo Aguirre notó movimientos inusuales en el sexto piso del CMN “Adolfo Ruíz Cotines” del Instituto Mexicano de Seguro Social, pues médicos y enfermeras corrieron para ver una paciente que se había complicado. La sorpresa fue mayúscula cuando detectaron que se trataba de su paciente, Ofelia Arroyo, quien tuvo que ser llevada a terapia intensiva, los médicos mostraron hermetismo en espera de que Ofelia se estabilizara, pero eso no sucedió. Alrededor de las seis de la tarde, un médico se les acercó y les dio el parte médico, “en la instalación de un catéter para dializarla, este le perforó el pulmón y sobrevino un derrame que la paciente no puso superar, por lo cual acaba de fallecer”.

 La familia se quedó sin aliento, desconcertada, incrédula, hasta que el llanto interrumpió el silencio y se abrazaron tras recibir una noticia que no estaban esperando, pues Ofelia había ingresado para ser atendida de una complicación rutinaria. Como es costumbre en los nosocomios públicos, a la cama 605 del sexto piso del IMSS le fue cambiada la ropa, quitados los números de expediente, los registros y procedieron a habilitar el lecho para el siguiente paciente, así de fácil. 

La familia no lo podía creer, perforado un pulmón en un procedimiento rutinario, se antoja para descuido criminal de quienes en vez de conservar la salud juegan con la vida de los seres humanos. Abogados de profesión, los hermanos de Ofelia gritaron con desesperación ¿Tiene uno que ser pobre para recibir estos pésimos servicios médicos y ser asesinado así, impunemente? Sin poder creer que esto les pudiera estar sucediendo a ellos, recordaron casos como el ocurrido con el comunicador Luciano Enrique Ayil Gamboa, quien a mediados del 2013 llegó al Hospital General de Veracruz, para una operación programada de vesícula y falleció a consecuencia de la perforación de la vena cava.

 El caso fue llevado a denuncia penal por negligencia criminal y la averiguación previa integrada por la Agente del Ministerio Público Emperatriz Carlota López Hernández. Sin embargo, la fiscal Emperatriz Carlota no pudo culminar con el procedimiento judicial, pues al someterse a una cirugía estética perdió la vida de un infarto masivo por la mala aplicación de la anestesia, convirtiéndose ella misma en estadística de negligencia médica. Y entonces uno se pregunta ¿Quién vigila el procedimiento en los hospitales? ¿Es tan sencillo entregar malas cuentas a los familiares? Se sabe que existe una comisión de arbitraje médico, pero se desconoce a cuántos médicos se les ha suspendido la licencia y sometidos a juicio penal por haber interrumpido la vida de un ser humano. 

 Los casos antes expuestos terminaron denuncias penales por parte de los familiares que exigen justicia, pero no sabemos de ningún médico que se encuentre encarcelado por haber incurrido en negligencia criminal. La denuncia penal por la muerte de Ofelia Arroyo Aguirre, porque la habrá, engrosará la larga lista de crímenes por parte de médicos que sin ningún escrúpulo, decidieron fallarle a Hipócrates. 

UNIDADES MÉDICAS SIN MEDICAMENTO 

Las unidades médicas del sector salud siguen padeciendo la falta de medicamentos, incluso de los más recurrentes, como el paracetamol y el naproxeno, sin que hasta el momento haya una solución definitiva a un problema añejo y uno se pregunta ¿Pus no que no impactaría el reajuste de 10 mil millones de pesos para salud, anunciado por la Secretaria Mercedes Juan López? En clínicas y hospitales siguen atendiendo a los pacientes pero los medicamentos no llegan. Un caso grave, estos no les han sido suministrados ni siquiera a los diabéticos, a quienes les han retirado medicamentos indispensables como el losartan y la gibenclamida. El desabasto ya lleva varios años y parece que las autoridades sanitarias ya se acostumbraron a soportar la crítica. Comentarios a: vivirenelgolfo@gmail.com

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