PROFUGOS E INTOCABLES.
Faltan 718 días.
La responsabilidad oficial crece. Poco a
poco se configuran los elementos, para la ineludible e imprescindible
evaluación pública y permanente del nuevo gobierno; para empezar, desde ahora la
simple pregunta es: ¿será igual, mejor o peor?
Cierto, a 12 días, falta mucho por definir, por lo que hay que
estar pendiente de las decisiones y acciones. Exigir y obtener la información
pertinente, ejercer libertades y derechos, así como disponerse a participar en
todo asunto gubernamental; pero sobre todo, cierto también, que las necesidades
y problemas de millones de seres humanos no pueden esperar y esperar, para ser
atendidos. Bien se sabe que pobreza, hambre, inseguridad, corrupción y
debilitamiento institucional crecen.
Más que declaraciones tremendistas,
urgen acciones efectivas; sobre todo porque los contextos nacional y mundial,
se tornan cada vez más difíciles y adversos.
En todo caso hay que aprovechar la
oportunidad de la alternancia, y cambiar todo lo que se deba cambiar.
Cambiar, no simular. Preciso tener
presente, insistir e insistir, que los
veracruzanos decidieron un cambio efectivo; y no cambiar para que todo siga
igual o peor.
Sobre todo si se toma en cuenta a la
realidad real que, con reciente información precisa y advierte, que la corrupción durante 2015, resulta ser el
segundo problema, después de la inseguridad y la delincuencia, de acuerdo a los resultados de la encuesta
del INEGI. Para 2016, sin duda que Veracruz ocupa primeros lugares en
delincuencia gubernamental.
El problema de ineptos y corruptos,
viejos y nuevos; de intocables y reciclables, improvisados y aprendices, es tan grave que 93.3 % de los afectados prefieren no denunciar
porque lo consideran inútil, ineficaz y hasta peligroso hacerlo.
Cárteles, pandillas, bandas, hampones,
saqueadores constituyen un problema de alta prioridad. Nada de hacer como que
se hace.
ETRETENIMIENTO Y DISTRACCIÓN DEL TRANZA.
Nada raro, sobre todo en Veracruz, que conveniencia
y tranza motivan a prófugos reales y potenciales, a proponer impertinencias y
descabelladas ideas, para entre sensacionalismo y escándalo, distraer y evadir,
hasta la abyección y el servilismo extremo. Todo para no ser llamados a
comparecer, ante la Justicia y responder de su conducta delictiva, por comisión
u omisión.
Como muchas otras distracciones para evadir la
acción de la Ley, resalta la oportunista, infundada e inoportuna idea e iniciativa, de no devolver impuestos a la federación e
incluso separar al Estado del Sistema Nacional de Coordinación Fiscal. Patético
y cínico distractor, que después de reconocer que Veracruz ahora vive, una
situación difícil con amplios sectores severamente afectados, no hay un indicio
de reconocimiento o aceptación de su propia responsabilidad y culpabilidad en
el desastre causado, mucho menos de arrepentimiento.
Y si en cambio, el enternecedor exhorto, que provoca
risa e indignación: “llegó el momento de unificación, de tener altura de miras de los que
participamos en la vida pública, tenemos la obligación de servir al pueblo
veracruzano” (SIC y recontra SIC).
Que pronto se olvida que después del 1
(ahora prófugo), el mismo remedo de distractor ocupó, fungió y se
benefició, como el 2 de la banda
duartista, a más de otras incursiones en la alta burocracia, para terminar
impune, con el fuero obtenido.
Y para colmo, se da golpes de pecho
como acólito y sacristán del desastre ocasionado. No cabe duda, el que no
tranza no avanza, y ningún presupuesto le alcanza…con la ayuda de Dios.
Así que nada extraño es que presuntos,
prófugos y culpables recurran a todo para no responder de los daños, saqueos y
desastres causados.
Afanosos y puestos a llegar a alguna
tranza. Incluso a arreglos en lo oscurito,
efectivos y afectivos.
NO MÁS CONTINUIDAD DE LA IMPUNIDAD.
La obligación es precisa, leyes vigentes así lo establecen. Además, el
compromiso personal fue insistente y claro. Y por si fuera poco, la voluntad manifiesta
de los veracruzanos es cambiar, empezando por no más impunidad.
Ahora a cumplir y hacer cumplir; o, a
pasar a la complicidad.
Por lo pronto, hay que exigir limpieza
sin excepciones y poner ante la Justicia a todos los presuntos responsables que
lo ameriten; y al mismo tiempo, dar paso a la oportunidad y realización de los
cambios, para informarse y participar, para evitar que los desastres y pérdidas
se repitan.
Tiempo de pasar del dicho al hecho, de
comprobar la responsabilidad cumplida o de denunciar complicidad y culpabilidad advertida.
Ante el cambio de responsables, de la
representación y el poder público, las
preguntas se repiten, porque no solo no han sido contestadas; además, ahora se
comprueba que no eran ni son exageradas.
¿En dónde están los miles de millones de
pesos desaparecidos? ¿Qué hay de los involucrados, hasta hoy identificados?
¿Qué hacer con los caros e inútiles fiscalizadores del ORFIS, los contralores
“fantasmas”, y los de la omisión del Congreso del Estado, irresponsables
partícipes que durante años fortalecieron
el gran atraco? ¿Y el resto de la banda que abuso del gobierno?
Las respuestas en acciones y no solo en
declaraciones; los hechos determinaran si en verdad, no hay continuidad de la
impunidad.
¿Hay y habrá excepciones y graciosas
concesiones, de encubrimiento, protección e impunidad a ineptos y corruptos
oficiales? ¿A qué costo y a beneficio de quién?
ENTREGA Y DECEPCIÓN.
Lo primero es lo primero. Toma de
posesión, recepción y limpieza general, sin excepción; además administración
honesta y eficaz, así como evaluación permanente y previsión oportuna.
No solo a unos si y a otros no, a
conveniencia y beneficio personal. La discrecionalidad trae consigo complicidad
e impunidad. Hace y fortalece culpables intocables.
Se debe insistir más allá del cansancio.
Que no se diga que no se señaló y advirtió. Encubrir, proteger o fomentar
ineficiencia y delincuencia en el gobierno agrava la situación, causa
indignación y hartazgo, inconformidad y estallido social.
Ni modo hay que repetir que con solo
declaraciones, moderadas o tremendistas, no se logran las soluciones; incluso,
advertir que hechos y resultados positivos requieren, exigen más que buenas
intenciones.
Además, reiterar a todos los nuevos
presuntos responsables, que la
transparencia hace la diferencia. La opacidad genera rapacidad.
*AcademicoIIESESUV@RafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez
No hay comentarios:
Publicar un comentario