GRANITO DE ARENA Y BUENA FE PARA VERACRUZ
Logramos
la alternancia para Veracruz, tan urgente e indispensable. Fue un proceso de
oposición política y maduración ciudadana ante una auténtica degradación de la
vida pública de este tan histórico y entrañable Estado. A pesar del desorden
generalizado y envilecimiento institucional no era automático el cambio, hubo
muchos obstáculos y resistencias poderosas cuasi crimínales para lograrlo. Dar
el paso a lo que puede ser una transición democrática costó vidas y el
arrojo de ciudadanos, líderes y partidos coaligados. Avanzar electoralmente fue
mal visto por los puristas reales y fingidos que, en nombre de la
abstracción, inconscientemente nos querían condenar al continuismo autoritario.
El resultado
electoral determinó todo lo que está pasando ahora y trajo efectos
absolutamente inéditos: fuga del Gobernador, salida del Fiscal, difusión de
datos reales de nuestra economía, protesta de Ediles, Legislatura revivida, etc..
Apenas perceptible en sus inicios, ahora hasta ruidosamente, se está viviendo
un cambio político que se expresa en mayor participación ciudadana y en un
reacomodo partidista. La alternancia se instaló entre nosotros y vino
para quedarse, logrando una revaloración del sufragio, ubicando al ciudadano en
su fuerza y generando nuevas expresiones sociales.
El
desastre que nos hereda la administración Duartista es de efectos casi
incalculables, no solo es asunto de números y pesos, hay otros indicadores a
tomar en cuenta; hay datos que marcan la decadencia institucional,
la ausencia casi total del Estado de Derecho, las limitaciones al ejercicio de
libertades, la precaria seguridad pública o ciudadana, el aumento de la
pobreza, etc.. En ese ambiente de crisis, caos y decadencia se generan muchas
irritaciones pero también enormes expectativas que exigen explicaciones para la
mesura y coherencia para el convencimiento.
Nadie
debe obviar el origen de nuestros males, si bien pesa determinantemente la
figura del exgobernador tampoco es como para omitir el papel de su partido y
sus legisladores; lo siguieron y avalaron en sus locuras, guardaron silencio
ante los atropellos que le cometían a periodistas, jubilados, maestros,
jóvenes, etc. Saber qué pasó y quien son los responsables dará confianza
a los esfuerzos del nuevo gobierno y permitirá que la ciudadanía valore los
cambios en su justa dimensión. Ni permiso para el error ni prisas de
ocurrencias.
La gente
demandará resultados pronto y será muy exigente con el nuevo Gobierno. El margen
de error es mínimo, una falla vale por tres en una administración de dos años. La
línea es muy clara: gobierno honesto, austero y cercano a la gente. Habrá
que traducirlo en hechos y resultados. Desde el arranque plena seguridad en los
trabajos y logros inmediatos, tiene que percibirse el cambio hasta en
los detalles. En unos días, ya en ejercicio de Gobierno, no habrá
justificación para no hacer todo bien, los recuerdos de los causantes del
desastre se irán borrando y los nuevos serán los responsables ante
la gente.
Como debe
haber Gobierno y algunos tienen que dar la cara y ocuparse de los asuntos
públicos, la coalición del rescate de Veracruz, nos convoca a integrarnos a
tareas del Ejecutivo; hay que hacerlo con la convicción de que somos parte de
un cambio, que estamos obligados a aportar un grano de arena y que
impulsaremos la transición democrática. Veracruz tocó fondo, es tiempo de su
despegue con apertura, liderazgo y visión. La voluntad cuenta y es poderosa
pero necesita organización y presencia; con esas bases los ciudadanos pueden
ser protagonistas.
Ufa.1959@gmail.com
Recadito:
Cambio de cancha pero con el mismo espíritu solidario, de lucha y convicciones.
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