PERSISTE TRANSPARENCIA FARAÓNICA.
Faltan 683 días, para rescatar a Veracruz y cumplir con lo
prometido.
Quedan también 74 días, para saber de los alcances del
“cheque en blanco”, otorgado para
precisar y presentar el obligado presupuesto anual, por ahora
cuestionado y pospuesto.
Mientras, gozan del ejercicio del gobierno estatal, los partidos
políticos antes opuestos, pero ahora aliados y corresponsables,
PAN y PRD, con sus cómplices o domesticados
agregados; frente a frente con MORENA, como indiscutible oposición creciente.
Unos en el rápido deterioro del no poder, de sus errores y
sus circunstancias; y el otro, cada vez más identificado con la inconformidad y
el hartazgo social.
Del PRI ni hablar, da pena, literalmente rumbo al
despeñadero.
Los de los comprometedores discursos y repetidas promesas,
ahora prueban y comprueban que no es, ni será fácil asumir las
responsabilidades adquiridas y cumplir.
Continúan nombramientos, operaciones e instalación del nuevo y breve gobierno;
siguen ajustes y transformaciones, con algunos anuncios
esperanzadores de acciones e inversiones oficiales por hacer y consolidar, como
las de recuperar y fortalecer capacidad de servicio del sector salud y de seguridad pública. Mucho que lograr y más por
esperar del cambio que no cambia.
Por lo pronto. En Veracruz desempleo, pobreza, hambre e
inseguridad persisten y hasta se incrementan, influenciados por contextos nacional y mundial
cada vez más difíciles, complicados y adversos.
Desde siempre. Importante identificar y reconocer esfuerzos,
así como los contados logros y avances. Urgente erradicar perversidades y atrocidades, que
abundan; y apremiante apoyar intentos serios y consistentes, si los hay. Siempre tener presente, que se insistió e
insiste: no más de lo mismo o peor.
En fin, hay que dar unos días más, a la oportunidad oficial y
empezar a evaluar hechos y resultados,
basados en cumplir y hacer cumplir las leyes; los comprobables logros y avances
prometidos; y la alternancia del cambio
real, no simulado.
Y ni modo, hay que seguir preguntando: ¿En dónde están los
miles de millones de pesos desaparecidos? ¿Siguen y seguirán impunes los mega saqueadores?
¿Quiénes ahora son cómplices?
OPACIDAD,
RAPACIDAD E INEFICIENCIA.
Si bien para la cultura democrática, es necesario dar tiempo
a la oportunidad de la alternancia, para que muestre lo que tiene, inicie lo
que sabe, e intente lo que puede y debe
Es claro y evidente,
que desde el principio, hay que
insistir en lo trascendente y fundamental, como asegurar transparencia y
rendición de cuentas, fiscalización y evaluación social. No hay tiempo,
Veracruz padece demasiados daños y no puede esperar o arriesgar a que se repitan y profundicen.
En lo poco o mucho que se haga, hay que informarse e
involucrarse, aprovechar pertinencia y
oportunidad para ejercer derechos y libertades, para participar responsable y permanentemente, en
todo asunto público.
Transparentar, no aparentar. Acceso a la información real.
¿Estamos y vamos bien? ¿Para quién, cómo y con qué resultados
trabajan y concluyen, los que gobiernan,
tanto electos, como impuestos o nombrados?
Evidente y creciente distanciamiento entre decir y hacer gubernamental. Historia nacional
y estatal, de interminable simulación y
manipulación, de repetir y redundar, con lo mismo y peor, reflejado en catastróficos
resultados oficiales, en limitaciones y sacrificios para demasiados.
Ritual hecho costumbre, que se reproduce básicamente en tres
aspectos: primero, en cuanto a qué y para quién; segundo, en la forma o cómo
hacerlo; y tercero, en resultados de pérdida o beneficio, para sacrificados o
favorecidos.
Así seguimos. Disciplinados a escuchar el discurso gubernamental,
que asegura e insiste que lo que se hace, es y está dirigido a atender prioritariamente
rezagos, necesidades básicas y mejorar bienestar de la población; y al mismo tiempo, para resolver problemas y
conflictos sociales, viejos y nuevos.
Adiestrados para experimentar y soportar, conocidas y repetidas
formas, medios y procedimientos oficiales, que caracterizan el cómo y la manera
en que operan y funcionan los diversos ámbitos de gobierno.
Y acostumbrados a obtener y padecer más o mayores pérdidas,
fracasos y retrocesos en similares o iguales resultados, que una y otra vez
muestran que se va de mal en peor.
Historia repetida hasta el cansancio. Persistir en el error,
resulta inexplicable o raro, hasta que
se sabe quiénes son o resultan ser los beneficiados.
De ahí que es urgente cambiar, transformar ritual y forma. Insistir
en desplazar obsoletas, infructuosas y hasta contraproducentes costumbres,
procedimientos y respuestas gubernamentales.
Señalar y denunciar que, además de perjudiciales y costosas, son
formas de contribuir a aumentar problemas y agravarlos. Porque también implican
apoyar o fomentar ineptitud y corrupción,
ineficiencia y delincuencia gubernamental, que fortalecen o benefician a intocables y
reciclables, bajo la seguridad de la
continuidad de complicidad e impunidad.
Repetir e insistir, que urge transparencia y acceso a la
información, fiscalización y evaluación social. De lo contrario, resignarse a
padecer y pagar las consecuencias.
En Veracruz, injustamente sigue pendiente la actualización y
armonización al Sistema Nacional Anticorrupción, de acuerdo a la reforma
constitucional de 2014.
“Toda la información en posesión de cualquier autoridad, entidad, órgano y organismo
de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, órganos autónomos, partidos políticos, fideicomisos y
fondos públicos, así como de cualquier
persona física, moral o sindicato que reciba y ejerza recursos públicos o realice actos de
autoridad
en el ámbito federal, estatal
y municipal, es pública…”
“En la interpretación de este derecho deberá prevalecer el principio de máxima publicidad. Los sujetos obligados deberán documentar todo acto que derive del ejercicio de sus facultades, competencias o
funciones…”
Imposible ignorar o minimizar, que con variantes, seguimos prisioneros
de la tradicional, conocida y padecida transparencia faraónica.
Forma
comunicativa oficial dominante, que preferentemente exalta acto y discurso,
foto o video, boletín y mensaje, con frecuencia apoyados en pago por entrevista
o difusión de contenido.
Costosa
publicidad y propaganda, de exaltación y culto a la personalidad, con cargo al
presupuesto. Forma obsoleta y convenenciera, basada en secretismo y
discrecionalidad, simulación y engaño, manipulación y enajenación; y hasta
sensacionalismo o terrorismo comunicativo ramplón o complejo, que impide el
derecho básico a información, para la toma apropiada y oportuna de decisiones,
fundamental para evitar o repetir errores. Continuaremos…
*AcademicoIIESESUV@RafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez
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