lunes, 23 de enero de 2017

ARTICULISTA INVITADO:RAFAEL ARIAS HERNÁNDEZ



ENTREGA-RECEPCIÓN,  EMERGENCIAS Y URGENCIAS.

676 días, para rescatar a Veracruz, cada vez con más obstáculos y dificultades, urgencias y emergencias.

¿Reestructurar deuda pública, no es aumentarla?
¿Confirmado que, encargados y  expertos financieros oficiales, no saben otra cosa que gastar y endeudar, simular y postergar?

A 67 días, para saber el contenido y los alcances del “pospuesto”, figura improvisada de administración y gobierno que sustituyo al “pre-supuesto”; y que sobre críticas y cuestionamientos, permite  por tres meses, hacer y deshacer, dentro o fuera de la ley según convenga,  todo un esfuerzo para definir y superar la emergencia financiera que, por cierto, desde ahora es posible predecir que se extenderá y caracterizará  a la alternancia.
Gobierno de emergencias que, a decir verdad, ineludiblemente tendrá que  enfrentarlas y resolverlas. Algunas apenas empiezan, otras empeoran, pero todas complican presente y futuro de los veracruzanos. Punto a favor,  atenderlas y no esconderlas.

Tema sobre el que hay que insistir, para que no se haga más de lo mismo,  con similares o peores resultados; y, en su caso,  reconocer y fortalecer acertadas respuestas, incluso algunas apresuradas y hasta improvisadas, pero bien orientadas y hasta innovadoras… al menos en sus inicios.
Mientras, por un lado el partido o alianza oficial, PANRD y sus complementos asociados,  se  identifican y son responsables del poder y también del no poder. Obligados ya,  en todo, a transparentar y rendir cuentas; para bien o para mal,  tienen que responder de lo que hagan (bien, mal o peor) y dejen de hacer.

Y por el otro, MORENA, como indiscutible y necesaria oposición, que avanza en cantidad y calidad representativa, en credibilidad y confianza social.
En caída libre que da pena, el PRI vive su desgracia de franquicia partidista  o dependencia electoral.

Así, encontramos casi a todos, cada vez más ocupados en sus preparativos para participar y aprovechar el tercer año consecutivo de “la maldición negra” que azota a Veracruz. La misma conocida, por los cuatro años de elecciones seguidas, que  ha probado que los mantiene muy dedicados y preocupados, en sostenerse o alcanzar el gobierno, para disponer y gozar de la representación pública.

En tanto esto y más sucede, hay que dar oportunidad a la alternancia, para que muestre lo que quiere y puede, alcances y limitaciones. Todavía continúan cambios y proceso de entrega recepción que concluye pronto, pero ya da pie para recordar que se debe transparentar, registrar y evaluar; deslindar y fincar  responsabilidades; identificar logros y avances, pendientes y retrocesos; e introducir posibles mejoras en cada área de gobierno.

Sin excusa ni pretexto debe haber transparencia por dependencia, sistemática, generalizada y permanente. Verdadero acceso a la información.
Los frecuentes actos y ruedas de prensa son necesarios, ayudan y fortalecen el diálogo, pero no son suficientes. Incluso, hay que señalar que se debe evitar sensacionalismo y   exageración protagónica, manipulación y enajenación; innecesarias y dañinas  improvisaciones o respuestas sin fundamentos, o afirmaciones no comprobadas.

¿Cómo explicar emergencias y justificar acciones, sin pertinentes y accesibles informaciones?
Urge transparencia y no apariencia.
¿Y los miles de millones de pesos desaparecidos?

DETERMINANTE TRANSFONDO ECONÓMICO.
Demasiado de que hablar en este penúltimo año del gobierno. Obligadas reflexiones y  propuestas, reconocimientos y críticas. Conveniente considerar y aprovechar los resultados del análisis periodístico sustentado, el diagnostico académico fundamentado y la participación social propositiva.
Urgente incorporar trabajo de consulta, diálogo y debate públicos; fortalecimiento real  y contribución de participación ciudadana y social, al desarrollo de Veracruz.
Sobre todo, con trasfondo económico cambiante y sus contextos caracterizados por crecientes obstáculos, dificultades y adversidad. Como los contextos nacional y mundial, cada día más complejos, agresivos y destructivos; pero también, de oportunidades y ventajas.
Ni que decir de contextos locales y estatales, llenos de limitaciones y sacrificios sociales; y donde hartazgos, inconformidades y protestas se hacen presentes y frecuentes, hasta convertirse en confrontaciones  y estallidos sociales.
Contextos que ya configuran la emergencia económica: de empleo, prestaciones, ingresos, consumo, precios….
Imperioso fortalecer o crear espacios públicos, libres y plurales que no existen, ni se propician o alientan.
Dialogo que no hay, o insuficiente con la oposición institucional.
Debate abierto o por invitación, inexistente, inapreciable o simulado.
Participación social excluida y minimizada, hasta que se convierte y manifiesta como inconformidad y protesta, o hasta como hecho violento.
Y hay que repetir. Crisis anunciadas, pero irresponsablemente desatendidas y no evitadas, perversamente aprovechadas  por unos cuantos; junto con las ocasionadas con toda  intención, para favorecer  o propiciar privilegios, ventajas y beneficios personales, familiares o de grupo; así como  las altamente destructivas, resultantes de acciones externas, desastres naturales, y contextos internacionales adversos.

Insistir y comprobar, que fácil se va de mal en peor, cuando los ámbitos de gobierno,  se caracterizan por practicar,  generar y profundizar ineptitud,  mediocridad e ineficiencia   en estructuras y funciones oficiales y de instituciones autónomas.
Muchas, caracterizadas por insuficiencia de recursos y falta de capacidad de respuesta; agravadas, inducidas o provocadas, por la inocultable existencia y crecimiento de corrupción y delincuencia gubernamentales.
Situaciones detectadas y hasta denunciadas;  con frecuencia, analizadas y estudiadas en sus expresiones actuales; y que caracterizan la cultura del “no pasa nada”, de la continuidad de la impunidad,  de intocables y reciclables.
Respecto a todas esas condiciones presentes, ¿qué podemos decir además de señalar y repetir, lo dicho hace tiempo?
Simplemente que lo previsto sucedió, y reconocer que nos quedamos cortos, porque resultó peor; y también, aceptar que se tienen oportunidades, por el fin de una época que se extendió a más de 86 años, que da paso a la de la alternancia; y que específicamente,  ahora permite comprobar,  en buena medida,  oportunas y convenientes  alertas y avisos, algunos expresados en los contados espacios de diálogo y debate.
En fin. Hay que insistir, que la participación ciudadana y social debe estar siempre presente y en aumento. Es imprescindible asegurar transparencia y no apariencia; rendición de cuentas, no reedición de cuentos; y evaluación, no devaluación social. Inocultables y padecidas,  hambre y miseria, inestabilidad e inseguridad, de millones de veracruzanos.
Prioritario evitar, no repetir ni aumentar  errores y pérdidas, limitaciones y sacrificios. Cambio verdadero. No más de lo mismo.

*AcademicoIIESESUV@RafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez
 

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