ENTREGA-RECEPCIÓN, EMERGENCIAS Y URGENCIAS.
676 días, para rescatar
a Veracruz, cada vez con más obstáculos y dificultades, urgencias y
emergencias.
¿Reestructurar deuda
pública, no es aumentarla?
¿Confirmado que, encargados
y expertos financieros oficiales, no
saben otra cosa que gastar y endeudar, simular y postergar?
A 67 días, para saber el
contenido y los alcances del “pospuesto”, figura improvisada de administración
y gobierno que sustituyo al “pre-supuesto”; y que sobre críticas y
cuestionamientos, permite por tres
meses, hacer y deshacer, dentro o fuera de la ley según convenga, todo un esfuerzo para definir y superar la
emergencia financiera que, por cierto, desde ahora es posible predecir que se
extenderá y caracterizará a la
alternancia.
Gobierno de emergencias
que, a decir verdad, ineludiblemente tendrá que
enfrentarlas y resolverlas. Algunas apenas empiezan, otras empeoran,
pero todas complican presente y futuro de los veracruzanos. Punto a favor, atenderlas y no esconderlas.
Tema sobre el que hay
que insistir, para que no se haga más de lo mismo, con similares o peores resultados; y, en su
caso, reconocer y fortalecer acertadas
respuestas, incluso algunas apresuradas y hasta improvisadas, pero bien
orientadas y hasta innovadoras… al menos en sus inicios.
Mientras, por un lado el
partido o alianza oficial, PANRD y sus complementos asociados, se identifican y son responsables del poder y
también del no poder. Obligados ya, en
todo, a transparentar y rendir cuentas; para bien o para mal, tienen que responder de lo que hagan (bien,
mal o peor) y dejen de hacer.
Y por el otro, MORENA, como
indiscutible y necesaria oposición, que avanza en cantidad y calidad
representativa, en credibilidad y confianza social.
En caída libre que da
pena, el PRI vive su desgracia de franquicia partidista o dependencia electoral.
Así, encontramos casi a
todos, cada vez más ocupados en sus preparativos para participar y aprovechar
el tercer año consecutivo de “la maldición negra” que azota a Veracruz. La misma
conocida, por los cuatro años de elecciones seguidas, que ha probado que los mantiene muy dedicados y
preocupados, en sostenerse o alcanzar el gobierno, para disponer y gozar de la
representación pública.
En tanto esto y más sucede,
hay que dar oportunidad a la alternancia, para que muestre lo que quiere y
puede, alcances y limitaciones. Todavía continúan cambios y proceso de entrega
recepción que concluye pronto, pero ya da pie para recordar que se debe
transparentar, registrar y evaluar; deslindar y fincar responsabilidades; identificar logros y
avances, pendientes y retrocesos; e introducir posibles mejoras en cada área de
gobierno.
Sin excusa ni pretexto
debe haber transparencia por dependencia, sistemática, generalizada y
permanente. Verdadero acceso a la información.
Los frecuentes actos y
ruedas de prensa son necesarios, ayudan y fortalecen el diálogo, pero no son
suficientes. Incluso, hay que señalar que se debe evitar sensacionalismo y exageración protagónica, manipulación y
enajenación; innecesarias y dañinas improvisaciones
o respuestas sin fundamentos, o afirmaciones no comprobadas.
¿Cómo explicar emergencias
y justificar acciones, sin pertinentes y accesibles informaciones?
Urge transparencia y no
apariencia.
¿Y los miles de
millones de pesos desaparecidos?
DETERMINANTE
TRANSFONDO ECONÓMICO.
Demasiado de que hablar
en este penúltimo año del gobierno. Obligadas reflexiones y propuestas, reconocimientos y críticas.
Conveniente considerar y aprovechar los resultados del análisis periodístico
sustentado, el diagnostico académico fundamentado y la participación social
propositiva.
Urgente incorporar trabajo
de consulta, diálogo y debate públicos; fortalecimiento real y contribución de participación ciudadana y
social, al desarrollo de Veracruz.
Sobre todo, con
trasfondo económico cambiante y sus contextos caracterizados por crecientes
obstáculos, dificultades y adversidad. Como los contextos nacional y mundial,
cada día más complejos, agresivos y destructivos; pero también, de
oportunidades y ventajas.
Ni que decir de contextos
locales y estatales, llenos de limitaciones y sacrificios sociales; y donde
hartazgos, inconformidades y protestas se hacen presentes y frecuentes, hasta
convertirse en confrontaciones y
estallidos sociales.
Contextos que ya
configuran la emergencia económica: de empleo, prestaciones, ingresos, consumo,
precios….
Imperioso fortalecer o
crear espacios públicos, libres y plurales que no existen, ni se propician o
alientan.
Dialogo que no hay, o
insuficiente con la oposición institucional.
Debate abierto o por
invitación, inexistente, inapreciable o simulado.
Participación social excluida
y minimizada, hasta que se convierte y manifiesta como inconformidad y
protesta, o hasta como hecho violento.
Y hay que repetir. Crisis
anunciadas, pero irresponsablemente desatendidas y no evitadas, perversamente
aprovechadas por unos cuantos; junto con
las ocasionadas con toda intención, para
favorecer o propiciar privilegios,
ventajas y beneficios personales, familiares o de grupo; así como las altamente destructivas, resultantes de
acciones externas, desastres naturales, y contextos internacionales adversos.
Insistir y comprobar,
que fácil se va de mal en peor, cuando los ámbitos de gobierno, se caracterizan por practicar, generar y profundizar ineptitud, mediocridad e ineficiencia en estructuras y funciones oficiales y de
instituciones autónomas.
Muchas, caracterizadas
por insuficiencia de recursos y falta de capacidad de respuesta; agravadas,
inducidas o provocadas, por la inocultable existencia y crecimiento de
corrupción y delincuencia gubernamentales.
Situaciones detectadas
y hasta denunciadas; con frecuencia,
analizadas y estudiadas en sus expresiones actuales; y que caracterizan la
cultura del “no pasa nada”, de la continuidad de la impunidad, de intocables y reciclables.
Respecto a todas esas condiciones
presentes, ¿qué podemos decir además de señalar y repetir, lo dicho hace
tiempo?
Simplemente que lo
previsto sucedió, y reconocer que nos quedamos cortos, porque resultó peor; y
también, aceptar que se tienen oportunidades, por el fin de una época que se
extendió a más de 86 años, que da paso a la de la alternancia; y que
específicamente, ahora permite
comprobar, en buena medida, oportunas y convenientes alertas y avisos, algunos expresados en los
contados espacios de diálogo y debate.
En fin. Hay que
insistir, que la participación ciudadana y
social debe estar siempre presente y en aumento. Es imprescindible asegurar
transparencia y no apariencia; rendición de cuentas, no reedición de cuentos; y
evaluación, no devaluación social. Inocultables y padecidas, hambre y miseria, inestabilidad e inseguridad,
de millones de veracruzanos.
Prioritario
evitar, no repetir ni aumentar errores y
pérdidas, limitaciones y sacrificios. Cambio verdadero. No más de lo mismo.
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