martes, 4 de julio de 2017

ARTICULISTA INVITADO.RODOLFO HERRERA


Vivir en el Golfo

HISTORIAS DE LA POLÍTICA… UN BUEN HOMBRE, UN MAL PAGO
     
Para junio de 2013, a punto de culminar la administración del alcalde priista Marcos Isleño, sectores sociales tomaron el Palacio Municipal de Medellín de Bravo, inconformes con la pésima administración y la ausencia de equipos de seguridad para restablecer el orden en la zona.
   
  Debido a que el alcalde no recibía a los ciudadanos, cuando le hacían antesala escapaba por la ventana o simplemente no asistía al edificio del ayuntamiento ni quería escuchar a los pastores eclesiásticos que lo ayudaron a llegar a la presidencia, por ello decidieron tomar el palacio municipal encabezados por el líder del PRD Francisco Cristo Bada.
     
 Isleño no podía llegar a su oficina porque estaba tomada y los ciudadanos, entre militantes de partido y de la sociedad en general, se turnaban para hacer guardia en el Palacio municipal.
     
El director del entonces Sistema de Agua, José “Pepín” Ruíz, quien ocupaba esa oficina para asuntos de gobierno, mandó a llamar al profesor Carlos Bustos, para que lo ayudara a operar la liberación del palacio municipal, pues Bustos, con la ayuda de pastores, había ayudado a Marcos Isleño a llegar a la alcaldía.
   
  En la reunión en la oficina de “Pepín”, estaba Marcos Marcos Isleño, quejándose amargamente de los perredistas y de los panistas y decía, que ya quería entregar la alcaldía, que rogaba porque su periodo terminara y comenzó a llorar, entre sollozos y lágrimas abandonó esa incómoda reunión.
    Bustos preguntó -¿Y yo qué tengo que hacer aquí?
    
 A lo que el Pepín rogó que los ayudara –Tu eres el único que puede dialogar con los panistas y perredistas, son tus amigos, tienes que ayudarnos.
   
  El profesor Bustos no tuvo más remedio que iniciar el diálogo y convocó a un careo entre Isleño y Francisco Cristo, quien con firmeza le recriminaba al alcalde el abandono en que tenía al pueblo y sobre todo, la inseguridad en que vivían, producto de esa pésima administración, los elementos de la policía municipal andaban a pie y sin armamento, correteaban a los delincuentes cumpliendo con su deber en condiciones tan precarias.
    
 En una tercera reunión en las oficinas del SAS, llegaron el líder municipal del PRD Francisco Cristo Bada, Carlos Bustos y Marcos Isleño, ahí el director del sistema de agua fue más que claro y le sorrajó en el escritorio unos fajos de billetes con la suma de 300 mil pesos, que presuntamente Cristo "había pedido", para soltar el palacio.

  El alcalde Marcos Isleño se retiró de la reunión seguro que el soborno acabaría con la dignidad del perredista, solo quedaron Pepín, Carlos Bustos y Francisco cristo, quien vio el sobre con los fajos de billetes y serio le dijo al Pepín -¿En verdad quiere usted ayudarme?
     Pepín le respondió con sorna -¡Claro, es tuyo, tómalo, sin broncas!
     -Pues bien, utilice éste dinero, en la compra de 2 patrullas para mi pueblo, cómprales uniformes y armamento, cumplan ustedes son su trabajo, nosotros vamos a soltar el palacio porque me supongo que estamos llegando a un acuerdo entre hombres-. Contestó enérgico el líder del PRD, le dejó el dinero sobre el escritorio y se retiró.
     Ya a solas, Pepín le preguntó al maestro Carlos Bustos ¿Qué hacemos? El mentor le contestó que era una petición justa y había que cumplir a la palabra empeñada.
     Pepín le informó al entonces gobernador Javier Duarte de lo acontecido y de que había logrado que Isleño se quedara a terminar su periodo, no hubo un suplente para que terminara el periodo, pero de cualquier forma Cristo entregó el palacio municipal para bien de su pueblo, pensando que las cosas estaban por cambiar, todo parecía un final feliz.
LA PALABRA EMPEÑADA
     
Como suele suceder en la política, el resultado fue tan desagradable como las gestiones de Marcos Isleño y Pepín Ruíz, pues este nunca cumplió con la compra de dos patrullas pese a que tenía ahí el dinero que no le había aceptado Cristo, los elementos policiacos fueron despedidos por el alcalde Isleño, Bustos tuvo la necesidad de regresar a hablar con él y luego de una acalorada discusión verbal los reinstaló, les puso unas camionetas viejas, balas y unas pistolas oxidadas, aun así, los elementos daban resultados y mantenían baja la incidencia delictiva, pero eso no le importaba al gobernante porque los volvió a correr.
   
  Para las elecciones municipales pasadas, Marcos Isleño, el 
mismo alcalde que escapaba por la ventana, el que incumplió un acuerdo con el líder del PRD, el que corrió a los policías, se le antojó volver a contender ahora por el PVEM, pero se encontró con que el pueblo tuvo memoria y le cerró el paso, permitiendo que ganara el PAN.
   
  Los perredistas, los panistas preguntaron al Profesor Bustos que si esta vez volvería a apoyar a Marcos Isleño para la alcaldía, pero el educador les contestó: “Lo hicimos candidato una vez, con la fuerza de los pastores y de la ciudadanía logramos que ganara y después nunca nos recibió; hay que sacudir el árbol llamado PRI, para que todos los frutos podridos se caigan y de una buena vez tirar la cochinada a la basura.
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