TODO ESTÁ MAL O TODO ESTÁ BIEN
Históricamente la polarización de posturas y opiniones han
determinado el comportamiento social y político, este tiempo no es la
excepción; tenemos una dificultad fuerte para los matices y la generosidad. Es
más fácil, evita pensar mucho y hace simple la identidad, adoptar posturas
absolutas de considerar que todo está bien o todo está mal, según el lugar
donde nos ubiquemos. En el fondo hay componentes autoritarios, de renuncia a
pensar, nulo compromiso de Estado cuando se trata de actores políticos. Se
niega el pluralismo a partir de auto concederse el mejor papel y descalificar a
los otros. Ese es un eterno debate, la limitación de no entender y reconocer al
otro, al diferente.
Lo veo en tiempo real, a todo color en Veracruz, donde el debate
público tiene todos esos ingredientes con el agregado de una coyuntura especial
que se sale de cualquier normalidad: ex gobernador preso, arcas vacías, entorno
violento en exceso, alternancia política, etc.. No solo en el debate, entre
bizantino y esquemático, pobre e intrascendente, sino en los hechos, en la
conducta de los actores políticos. Sin que sea todavía notable seguramente hay
por ahí posturas del todo está bien o mucho mejor a lo vivido en la decena
trágica en Veracruz, espero que no se llegue a consolidar algo así. Donde no
hay duda en su dinamismo y abundancia es en el campo del todo está mal; es una
postura sistemática, mayormente dolosa, interesada, fácil, que no se compromete
a nada, que se abstrae del colectivo privilegiando afanes facciosos.
En ambos casos se carece de autocrítica y de crítica constructiva;
no se reconocen las fallas propias, solo se ven en el de enfrente y se empeñan
en destruir. Hay una carencia de valores democráticos que implican convivencia
y reconocimiento dentro de la pluralidad. Viven para reafirmar sus posturas,
como opositores u oficialistas, buscando todos los días el defecto y el error
del adversario que, en muchos casos, ven como enemigo, para seguir convencidos
de estar en el lado correcto. A partir de esos círculos viciosos se cancela o
dificulta el diálogo, sin este no hay acuerdos y se abre paso a la siempre
desgastante confrontación. Sobre esas bases de nulo o poco entendimiento es
mucho más difícil la gobernabilidad y El Progreso.
Apesadumbra observar los comportamientos de las oposiciones
locales, con un discurso tan pobre y sin ánimo propositivo, lleno de
ocurrencias y lugares comunes, de autoconsumo y autoregodeo. Incumplen con el
mandato electoral y omiten que son lo que la gente les da. Al anteponer
intereses partidistas a los de los ciudadanos desnaturalizan su papel y se
vuelven parte del problema que dicen querer resolver. Mientras la oposición se
amuralle para no asumir responsabilidades mayores y dialogar con todos su papel
será marginal y anecdótico. Puede, incluso, defraudar a sus votantes que, como
todos en todo el mundo, buscan empleo, vivienda, escuelas, hospitales, recreación
y seguridad. No se conforman, más allá de breves coyunturas electorales,
de puros rollos.
Alguien tiene que dar el primer paso siempre, haya o no respuesta,
como voluntad democrática, como expresión de calidad política. Lograrlo supone
un escalón civilizatorio, entonces no es nada fácil; implica humildad y autocrítica.
En un ambiente de permanente y grosera confrontación, aumentado en esta
coyuntura de preparativos electorales de carácter federal, puede ser una
ingenuidad plantear otros y más positivos comportamientos políticos y sociales;
pero no hay de otra, señalamos esa ruta y hacemos algo o vamos a la repetición
de los enfrentamientos, el inmovilismo y la frustración popular...
Recadito: Lo mejor de la vida no pasa por siglas políticas o seudo
ideologías....
ufa.1959@gmail.com
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