SABOR AL CALDO POLÍTICO
Uriel Flores Aguayo
En unos cuantos días se puso más movido el ambiente político
en nuestro país, mostrando a grandes rasgos las sumas de fuerzas que
competirán por el poder político de México, desde la Presidencia de la República,
el Congreso General, Gubernaturas, Congresos locales y Ayuntamientos, todas a
elegir en una sola jornada electoral en la que será la elección más grande en
la historia de nuestro país. La principal virtud de las alianzas en curso es su
pluralidad, reflejo del Mexico real y diverso que somos. Coaligarse es un
derecho y un recurso legítimo con que cuentan los partidos políticos, nadie
debe cuestionarlos simplemente por hacerlo pero menos si lo hace a partir de
poner en práctica ese mismo recurso político. Hablamos de uniones electorales,
de convergencia en puntos básicos y concretos, no en sumas ideológicas; igual
que está pasando en el mundo en México habrá un natural corrimiento
hacia el centro político, haciendo perfectamente viable las coincidencias en
torno a un proyecto de gobierno.
Para no caer en estafas y simulaciones hay que ser honestos y
realistas en cuanto a la auto ubicación " ideológica " que nos demos;
las referencias a izquierda o derecha puede ser tan hueca e inútil si no hay un
esfuerzo intelectual serio con un posicionamiento puntual y la exhibición de
denuncias e inconformidades acompañadas de propuestas, así como el agregado de
los "cómos" a los "qués". Debe ser central el planteamiento
claro de un proyecto de nación y la recomposición del entramado Estatal, con
la reivindicación del Estado de Derecho y la oxigenación de nuestra frágil
democracia. En esa línea las coincidencias de propios y extraños
pueden ser asombrosas, basta hacer a un lado la paja y el rollo
retóricos para descubrir que casi todos los textos partidistas dicen lo
mismo.
En lo personal me siento mejor en un proyecto amplio, realista y
viable. A estas alturas me resulta mucho más repelente el culto a la
personalidad, la falta de deliberación y el guiarse por ilusiones de humo que
pueden tener consecuencias traumáticas. Nadie es mejor que los otros por apoyar
alguna sigla o personaje, la masificación con su natural carencia de ideas
conduce, inevitablemente, al ascenso súbito pero también al descenso
vertiginoso. No hay mayores posibilidades para quienes cultiven y se apoyen
casi exclusivamente en el voto de la inconformidad, es el más rápido y
ruidoso en manifestarse pero, igualmente, el que muy pronto se esfuma; es
un voto volátil, fácil de ganar pero más fácil de perder. Es mejor el voto de
la esperanza aunque el que más cuenta es el voto normal, medio rutinario, el
clásico, el que termina por definir los resultados.
El panorama del 2018 pronto será de mayor incertidumbre, un rasgo
democrático; en cuanto terminen por definirse las alianzas y surjan las
candidaturas definitivas será posible ver sus verdaderas posibilidades, por
ahora son imágenes y espejismos que seducen a inocentes, fanáticos y
ambiciosos. No hay plazo fatal para acceder al poder, no se acaba el país, son
periodos definidos que ponen ante los potenciales electores a las distintas
opciones. Si hace falta la conciencia ciudadana y en las élites de apresurar el
paso en la construcción de un mejor México, en todos los sentidos. El cambio
posible es con votos y el despertar ciudadano para siempre. Adoptar la postura
de que si no soy yo viene el diluvio es la manera más irresponsable y peligrosa
de alentar conductas destructivas y, en el mejor de los casos, impulsar oleadas
de frustración e inmovilismo entre quienes creen que las transformaciones
dependen de un líder, que ocurren en un momento y tienen algún componente
mágico.
Ufa.1959@gmail.com
Recadito: Veo movimientos X y recuerdo a Mao, líder Chino, quien
decía que el imperialismo era un tigre de papel; igualito...
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