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martes, 12 de junio de 2018

Articulista invitado: Agustin Basilio de la Vega

                 Dos Caminos.

Lo que está en juego en México es el modelo político y económico que tendrá nuestro país en los próximos años. Promesas van y vienen así como acusaciones de todo tipo, pero lo que representan los candidatos es algo mucho más profundo y por lo tanto más determínate para el futuro próximo.

Se enfrentan dos visiones de país y sus soluciones a los nuevos problemas no solo mexicanos sino mundiales: la desigualdad, la falta de oportunidades,  la discriminación, la corrupción y la violencia. A la nueva realidad se ofrecen propuestas que van desde las ocurrencias irresponsables hasta propuestas impopulares como la amarga medicina pero que son realistas.
En este contexto, el populismo de izquierda o derecha avanza en países donde la desigualdad entre pobres y ricos es alta como en México y Brasil así como en aquellas naciones que no han tocado fondo como Alemania y Japón después de la segunda Guerra Mundial. Estos últimos países pese a su gran cultura fueron presas del populismo totalitario más destructivo que ha conocido la historia.

En América Latina, Cuba y Venezuela ejemplifican el avance de políticas públicas populistas de izquierda que pretenden el igualitarismo pero que han sumido en la pobreza a sus respectivas naciones.

Aunque México es la décimo segunda economía mundial, el país que más exporta de Latinoamérica, uno de los que controla mejor la inflación en el continente y el país que más turismo atrae en la región entre otros avances parciales, se preguntan sus electores ¿Qué camino debemos de seguir?

Hay dos opciones: impulsar el libre mercado, el respeto a la propiedad y aumentar la competencia o proteger los productos nacionales, el impulso del papel del Estado en el desarrollo e impulsar su participación en la economía. En pocas palabras, por un lado se propone confiar a la sociedad y por el otro al  gobierno el futuro de México.

Se puede concluir que los candidatos (con sus virtudes y defectos, de sus colaboradores y de su fama pública) proponen modelos de desarrollo que ponen el acento por un lado en el liberalismo económico y por el otro en el dirigismo estatal: Anaya es mejor visto por los empresarios y a López le tienen desconfianza. Anaya es incómodo para los estatistas pero López es bien visto por estos últimos.

Meade y el Bronco, uno por su partido y el otro por no tener uno formal, están fuera de la posibilidad de aspirar a ganar la presidencia de la República. Pero el candidato del PAN y de Morena si están en la recta final de la competencia.

Si analizamos las plataformas electorales, los partidos que los postulan, las personas que los acompañan y sus prácticas políticas no se puede ignorar que Anaya promueve el mercado libre y López el intervencionismo del Estado. Para los partidarios del primero la riqueza la producen los particulares en su afán de tener más y son ellos los que generan el empleo y el progreso, para los segundos es el Estado el que distribuye la riqueza en beneficio de los más necesitados haciendo que los que tienen empresas paguen más impuestos.

En los países que se ha privilegiado la inversión y el establecimiento de empresas trasnacionales y locales se han logrado mayores beneficio para los pobres como es el caso de EU, Francia e Italia, en cambio los países que han puesto en práctica la intervención decidida del estado han fracasado como la ex Alemania Democrática, la extinta URSS o Vietnam del Norte. La historia es la mejor maestra.

En nuestros días Bolivia, Perú o Nicaragua no han logrado con mas intervención del Estado lo que han alcanzado Chile, Panamá o México con el Liberalismo economico.

 Si se quiere de verdad el progreso sostenido, solo con trabajo, ahorro e inversión se puede avanzar, tomar el camino hacia el dirigismo gubernamental que han experimentado otros países y México en el pasado no solo detendrá el progreso sino que aumentará la burocracia y por lo tanto la corrupción y la miseria.
Para remediar la enfermedad de la desigualdad y la pobreza no se puede tomar veneno por agradable que sepa o parezca, se necesitan políticas públicas que privilegien el emprendurismo, la creatividad, el trabajo, el ahorro y la inversión en un marco de libertad, competencia y estado de derecho.

No nos engañemos, si estamos molestos por la falta de oportunidades pero debemos pensar nuestro voto con la cabeza fría.
@basiliodelavega           11 de junio de 2018

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