jueves, 18 de febrero de 2021

Articulista invitado: Uriel Flores Aguayo


 

AFINANDO LA XALAPA INMEDIATA

Uriel Flores Aguayo

Andar en la vida pública de Xalapa, además de reafirmar la consideración de ser nuestra 

casa común, es una oportunidad privilegiada para actualizar el conocimiento que se tiene 

sobre ella, sentirla, valorarla y volver a descubrirla; la observación del territorio, el análisis 

de sus fortalezas y debilidades y los diálogos con la ciudadanía lo aproximan a uno al 

diagnóstico cierto y a las propuestas concretas y viables. Somos habitantes de nuestra 

casa común y ciudadanos de esta comunidad grata. Saltan a la vista las extraordinarias 

cualidades de nuestra entrañable ciudad, tan verde, tan culta y hospitalaria; su clima y 

topografía la hacen singular y propicia para la conversación y la lectura. Sus retos son 

enormes pero tienen solución razonable siempre y cuando se opte por la democracia 

plena, la legalidad y se de prioridad a lo sustentable. Me resulta bastante obvio que las 

soluciones y avances no son definidos por los partidos políticos en lo fundamental; son 

canales electorales y nada más; su aporte a la vida pública es bastante limitada. El reto es 

integrar Ayuntamiento plural y administración profesional. El partidismo-patrimonialismo 

ha sido nocivo para nuestro municipio. Ganan votos y posiciones que no se traducen en 

eficacia y positiva representación. 

Afinando mis ideas de lo que necesita Xalapa como inicio de algo nuevo o como 

continuidad de lo normal, debo hablar de varios asuntos. Empiezo con algo que me 

parece fundamental: la indispensable autonomía municipal que es menor aquí por su 

condición de Capital Estatal. En la práctica, más allá de lo dispuesto legalmente, se 

margina a las autoridades municipales. Hay áreas fundamentales, que inciden en la vida 

de la ciudadanía, que deberían ser coordinadas entre el Gobierno Estatal y el 

Ayuntamiento. No se hace así. Sin autonomía plena el Cabildo pierde autoridad, es débil y 

deja de ser útil, en lo sustancial, a la ciudadanía. En materias de seguridad y transito el 

municipio no cuenta. Tiene más autoridad un patrullero de la policía o el operador de las 

grúas del atraco que un Regidor. El Gobierno Estatal decreta unilateralmente el cierre del 

centro de Xalapa, afectando a la gente en general y a los comerciantes en particular, sin 

que medien los ediles, dejando indefensa a la ciudadanía. 

Sin transparencia no hay cambio alguno. Esto significa que la ciudadanía pueda saber 

cuánto y en qué se gasta, qué obras se hacen y las empresas encargadas, tiempo real de 

licitaciones, etc.. Todo al alcance de un botón. Incluyendo campañas permanentes de 

invitación a la gente para que sepa todo lo que hacen en el Ayuntamiento. Tampoco hay 

cambio si la ciudadanía no participa en los asuntos públicos. No bastan las invitaciones 

para hacerlo; son indispensables los mecanismos y la concreción en resultados. Es clave 

la política social para atender las desigualdades que atraviesan al municipio, haciéndolo 

un lugar de contrastes. En ese sentido debe ser estratégica la implementación de 

programas de equidad e inclusión. La igualdad en el acceso a los servicios públicos en 

sentido amplio debe ser la guía de la política social del Ayuntamiento. No de menor 

relevancia es lo referente a la sustentabilidad en el medio ambiente. Sabida es la 

dependencia de Xalapa en el abasto de agua. No habría que dar por hecho que se 

contará con ese vital líquido para siempre, que está garantizada. Asumir la problemática 

del agua supone tomar mediadas importantes para reforzar las zonas de bosque donde 

se capta. En esos asuntos no es posible pensar en función de un periodo de Gobierno, 

no, los trasciende y hace indispensable visión de largo plazo. Son cuestiones técnicas y 

estratégicas.

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