AFINANDO LA XALAPA INMEDIATA
Uriel Flores Aguayo
Andar en la vida pública de Xalapa, además de reafirmar la consideración de ser nuestra
casa común, es una oportunidad privilegiada para actualizar el conocimiento que se tiene
sobre ella, sentirla, valorarla y volver a descubrirla; la observación del territorio, el análisis
de sus fortalezas y debilidades y los diálogos con la ciudadanía lo aproximan a uno al
diagnóstico cierto y a las propuestas concretas y viables. Somos habitantes de nuestra
casa común y ciudadanos de esta comunidad grata. Saltan a la vista las extraordinarias
cualidades de nuestra entrañable ciudad, tan verde, tan culta y hospitalaria; su clima y
topografía la hacen singular y propicia para la conversación y la lectura. Sus retos son
enormes pero tienen solución razonable siempre y cuando se opte por la democracia
plena, la legalidad y se de prioridad a lo sustentable. Me resulta bastante obvio que las
soluciones y avances no son definidos por los partidos políticos en lo fundamental; son
canales electorales y nada más; su aporte a la vida pública es bastante limitada. El reto es
integrar Ayuntamiento plural y administración profesional. El partidismo-patrimonialismo
ha sido nocivo para nuestro municipio. Ganan votos y posiciones que no se traducen en
eficacia y positiva representación.
Afinando mis ideas de lo que necesita Xalapa como inicio de algo nuevo o como
continuidad de lo normal, debo hablar de varios asuntos. Empiezo con algo que me
parece fundamental: la indispensable autonomía municipal que es menor aquí por su
condición de Capital Estatal. En la práctica, más allá de lo dispuesto legalmente, se
margina a las autoridades municipales. Hay áreas fundamentales, que inciden en la vida
de la ciudadanía, que deberían ser coordinadas entre el Gobierno Estatal y el
Ayuntamiento. No se hace así. Sin autonomía plena el Cabildo pierde autoridad, es débil y
deja de ser útil, en lo sustancial, a la ciudadanía. En materias de seguridad y transito el
municipio no cuenta. Tiene más autoridad un patrullero de la policía o el operador de las
grúas del atraco que un Regidor. El Gobierno Estatal decreta unilateralmente el cierre del
centro de Xalapa, afectando a la gente en general y a los comerciantes en particular, sin
que medien los ediles, dejando indefensa a la ciudadanía.
Sin transparencia no hay cambio alguno. Esto significa que la ciudadanía pueda saber
cuánto y en qué se gasta, qué obras se hacen y las empresas encargadas, tiempo real de
licitaciones, etc.. Todo al alcance de un botón. Incluyendo campañas permanentes de
invitación a la gente para que sepa todo lo que hacen en el Ayuntamiento. Tampoco hay
cambio si la ciudadanía no participa en los asuntos públicos. No bastan las invitaciones
para hacerlo; son indispensables los mecanismos y la concreción en resultados. Es clave
la política social para atender las desigualdades que atraviesan al municipio, haciéndolo
un lugar de contrastes. En ese sentido debe ser estratégica la implementación de
programas de equidad e inclusión. La igualdad en el acceso a los servicios públicos en
sentido amplio debe ser la guía de la política social del Ayuntamiento. No de menor
relevancia es lo referente a la sustentabilidad en el medio ambiente. Sabida es la
dependencia de Xalapa en el abasto de agua. No habría que dar por hecho que se
contará con ese vital líquido para siempre, que está garantizada. Asumir la problemática
del agua supone tomar mediadas importantes para reforzar las zonas de bosque donde
se capta. En esos asuntos no es posible pensar en función de un periodo de Gobierno,
no, los trasciende y hace indispensable visión de largo plazo. Son cuestiones técnicas y
estratégicas.
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