LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE OPOSICIÓN
Uriel Flores Aguayo
En tanto tengan el casi monopolio de la postulación de candidaturas los partidos políticos
en general son insustituibles para nuestra vida democrática; su centralidad en la vida
pública los hace objeto del interés ciudadano. Por razones naturales se habla
principalmente del partido en el poder, hegemónico con tintes de Estado. No deberíamos
omitir a los partidos de oposición en nuestras consideraciones críticas. Para entender
mejor la coyuntura política actual hay que tomarlos en cuenta a todos. Desde antes de las
elecciones presidenciales del 2018 los partidos mexicanos vivían en crisis relacionada con
su raquítica vida democrática propia, su condición electorera y su ausencia casi total en
las preocupaciones reales de la gente. El ascenso del Presidente López Obrador,
avasallador, modificó radicalmente el escenario político nacional. Entre otros efectos vino
a disminuir sensiblemente la fuerza de los partidos de la transición democrática de México
(PRI, PRD Y PAN). Ahora Morena se posicionó como partido hegemónico. Las elecciones
de 2018 trajeron un novedoso ciclo político para nuestro país. Hay sectores de Morena
donde continúan comportándose como si estuvieran en la oposición, con prácticas y
discursos marginales y contestarios.
Un grave problema es que los partidos de oposición no se han dado cuenta o eluden estar
en un nuevo ciclo político. No asumen autocráticamente que perdieron apoyo social por
sus erráticas y cupulares decisiones. Su papel en las alternancias recientes y los pactos
entre ellos los volvieron responsables de muchos de nuestros problemas. La ciudadanía
les pasó la factura en las elecciones presidenciales. Pero siguieron como si nada, no
dieron pasos sustanciales en dirección de sus reformas internas. Es tal su debilidad que
no cuentan con figuras que aspiren a la candidatura presidencial del 2024; y el tiempo se
les viene encima, sobre todo cuando en Morena ya se abrió la baraja sucesoria. Más por
inquietudes ciudadanas que por sus propuestas programáticas y figuras los partidos de
oposición recuperaron algunas posiciones en la elección federal intermedia de este año,
aunque fueron un desastre en las de Gobernadores. Hay que apartar de estas
consideraciones al Movimiento Ciudadano, que tiene otra trayectoria y desarrolla una
estrategia distinta a la coalición opositora.
Los partidos opositores coligados mantienen sus rutinas y liderazgos a pesar de haber
sido arroyados en las elecciones presidenciales. El mayor de ellos, el PAN, se encerró en
si mismo, reeligió a su presidente nacional y tiene una gris presencia en la vida pública;
no incorporó figuras ciudadanas, se acentuó su control centralizado del aparato y
escasean ideas en el debate nacional; su apuesta es cachar, sin comprometerse, el voto
anti AMLO. El PRI se va quedando sin gubernaturas y subió ligeramente en diputaciones
federales pero no se reforma: puso como dirigente a un gobernador con líneas
excluyentes y susceptible de presiones oficiales por su cuestionada administración. Tal
vez el caso del PRD sea el más patético, anda sobreviviendo apostando por su registro;
entre curioso y lamentable es que ponga como su dirigente a quien fue artífice del llamado
Pacto por México, el acto que prácticamente significó la sepultura del otrora partido del sol
azteca. En general los partidos opositores han mostrado no estar a la altura de la nueva
realidad política de México, continúan siendo organizaciones cupulares, de auto consumo
y ajenas a las preocupaciones de la gente. No muestran liderazgos ni caras nuevas, no
aportan visiones y diagnósticos claros y contundentes. Es francamente difícil que así
como están puedan competir seriamente por la presidencia de la República en el 2024.
Su situación nacional se replica en lo Estados, como es el caso de VERACRUZ, donde
son ornamentales y parasitarios.
Recadito: desde la política ciudadana se puede hacer mucho por la democracia en
VERACRUZ.
ufa.1959@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario