La participación de
los jóvenes es nuestro activo más valioso para el cambio.
La
sociedad mexicana necesita grandes cambios y la mayoría de los ciudadanos de
este país estamos de acuerdo en ello. Por eso es que la expresión de los
jóvenes que están abriendo un espacio de participación real en el proceso
electoral es muy importante para el futuro de nuestra nación. La propuesta de
los jóvenes quizá pueda ser vista desde varias perspectivas, lo que a muchos
está sorprendiendo, pero creo que lo más
relevante es que estamos viendo que su rebeldía está efectivamente
fundamentada en la justa necesidad de hacerse escuchar.
Ante
la situación por la que atraviesa el país, no es para menos que los jóvenes
universitarios hagan uso de su voz, eso es lo que muchos esperamos de los
naturales agentes de cambio de la sociedad. En lo personal muchos jóvenes me
han compartido sus preguntas de por qué llegamos a esto que los mexicanos
enfrentamos día a día: violencia atroz, inseguridad, economía inestable, falta
de empleos, altísimos índices de pobreza y marginación, un desalentador
panorama en el sector agropecuario, un sistema de seguridad social abandonado,
y muchos etcéteras. Yo estoy de acuerdo en muchas de las justas demandas de los
jóvenes, porque México merece ser un país diferente, dejar atrás el atraso y
lograr un alto grado de desarrollo y bienestar con oportunidades para todos sus
habitantes.
Muchos
jóvenes me preguntan también por qué estamos tan divididos, y algunos políticos
se la pasan agrediendo y peleando, en vez de proponer soluciones y construir
acuerdos. La respuesta estriba en que en los últimos años ha faltado un
liderazgo verdadero para conducir a México por un camino venturoso, que se dejó
de hacer lo que el país necesitaba, y en cambio, el país fue sumido en el
despotismo y la intolerancia, y en una gran incapacidad para el diálogo con las
fuerzas representativas de la nación, en una miopía que nos llevó a la
polarización política y social, así como a la falta de visión de futuro. Eso es
parte de lo ocurrido en el país en los últimos años, esto es innegable.
He
insistido mucho en este espacio de colaboración semanal que la falta de
liderazgo y la intolerancia nos llevó por un camino equivocado que tuvo como efectos
colaterales la implementación de políticas públicas erráticas, agravado todo
ello por la promoción de la violencia de Estado contra la violencia criminal,
en lugar de fortalecer primero la inteligencia y diseñar una estrategia que
evitara la infame situación que vivimos.
Por
eso es bienvenida la participación de los jóvenes con su ímpetu y talento,
estamos seguros que aportará mucho al futuro inmediato de la nación,
necesitamos ese compromiso de los chavos, y qué mejor que los universitarios se
sumen proactivamente al escenario político nacional. Hoy es el momento, estamos
seguros que la energía de las nuevas generaciones de mexicanos servirá para los
cambios favorables.
A
todos nos preocupa que, al lado de las justas demandas de apertura y Democracia
de estos jóvenes, similares a las que tuvimos hace décadas quienes entonces
éramos jóvenes, se involucren intereses oscuros y algunos francamente
retardatarios de los grandes cambios que está exigiendo México. Al lado de
jóvenes líderes que alzan la mira y tratan de empujar la transformación de la
nación manteniéndose al margen de la lucha partidista, existen grupos que
centran sus ataques en contra de Enrique Peña Nieto, como si esto fuera la
solución a la grave problemática nacional, originada precisamente por los
pleitos y divisiones de los otros partidos y candidatos participantes en el
proceso político.
A
México le urge la unidad nacional, requiere mucha voluntad y creo que los
jóvenes pueden hacer grandes cosas para empujar los impostergables acuerdos
nacionales, que nos empujen a las fuerzas políticas a concretar un proyecto de
nación que beneficie a las mayorías, a sumar voluntades para ser capaces de
alcanzar los consensos necesarios.
Por
mi parte, como candidato al Senado de la República, me comprometo a ser
conducto para canalizar las inquietudes de los jóvenes. Por supuesto que la
juventud tiene su propia voz para hacerse escuchar, sin embargo en la gran
empresa que es México y en particular nuestro Veracruz, debemos unir nuestros
esfuerzos para alcanzar lo que más convenga a nuestros paisanos y compatriotas.
En
el PRI tenemos el compromiso de cambiar a México para siempre y sabemos que en
los demás partidos hay gente que tiene también este ideal. Lo importante es que
quienes tenemos este propósito logremos unir fuerzas para superar a quienes se
oponen al cambio, que también existen en todos los partidos y grupos sociales.
Por eso me comprometo como senador a integrar la participación de los jóvenes,
porque su empuje y su pasión son la clave para que México logre un cambio
grande y definitivo, que nos impulse hacia un mejor futuro., el que los jóvenes
demandan y esta gran nación se merece..
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