* Cobardes y pusilánimes no
enfrentan a docentes dignos e idealistas con argumentos, sino con la fuerza de
grupúsculos mafiosos * En este Siglo XXI el magisterio nacional debe de estar a
la altura del momento histórico que se vive y se espera de ellos.
Se supone, que por ser los
docentes las personas interesadas en elevar los niveles de cultura de una
sociedad, deberían de ser quienes consoliden, mejoren y perfeccionen el régimen
democrático que existe, los que deberían predicar con el ejemplo, no evadiendo
tal responsabilidad y privilegio. Desgraciadamente en nuestra educación -pese a
reclamos de las mayorías- pretender que modestamente los docentes deban de
orientar ideológicamente a las nuevas generaciones, dentro de un clima de
libertad, igualdad, dignidad y justicia, conocedores del orgulloso pasado que
hemos experimentado, en especial todas las batallas que ha librado la humanidad
entera y nuestro pueblo contra seres negativos -perversos, fementidos,
sátrapas, desequilibrados, enfermos y desclasados-; por lograr su superación y
bienestar, sobre todo, la experiencia de las luchas de Independencia, la
Reforma, la Revolución, Expropiación Petrolera y la constante lucha por la
Democracia; personajes, ideario y conquistas, de las que estamos todavía
disfrutando, que en pleno siglo XXI muchos pueblos carecen ¡No se ha logrado!
Por ello debemos oponernos siempre al atentado inertico a no enseñar en nuestra
educación esos contenidos, pues tal actitud lleva el propósito esencial de que
olvidemos nuestro pasado, base del presente, para poder planear un futuro mejor.
La lucha no es fácil, tan es así que imperceptiblemente los postulados de
nuestra Constitución Mexicana han sido modificados (siempre habrá vende patrias
que se alquilan al mejor postor, incluyendo a muchos docentes que no solo
atentan contra su dignidad, sino contra la ética de su encomienda) en beneficio
de los potentados. Por eso hoy nuestras nuevas generaciones desconocen el
significado de las luchas libertarias, se han modificado programas y textos que
utilizarán para poder influir en su mentalidad, ya que los “eternos” dueños del
país, junto con sus indignos incondicionales pretenden manipularlos a su antojo
¡Lo que faltaba! Los atentados a las transformaciones y superación que ha
tenido el país se acentuó en los dos últimos sexenios, con la callada
complicidad de un gremio magisterial castrado, intelectuales indiferentes o
cooptados y un grupo de pseudos políticos convenencieros, carentes de
conocimientos esenciales sobre los postulados de las luchas por nuestra
mexicanidad, iniciada por don Miguel Hidalgo, continuada por los movimientos de
Reforma, lucha democrática de 1910, el constituyente de 1917, la expropiación
petrolera de 1938 y las constantes luchas en busca de equidad en un real
régimen democrático, movimientos aprovechados por oportunistas conservadores
que han dado un vigoroso giro a sus intereses, apoderándose no sólo de los
bienes y poderes de la nación, sino lo más peligroso y vergonzante; la voluntad
de las mayorías que inermes vegetan en su retroceso y manipulación. Con la
ayuda de un sindicalismo a modo se logró la cosificación de la mayor parte del
magisterio para beneficio de unos cuantos, pero cuando los líderes -cómplices- de estos atentados pretendieron
utilizar a estos “engendros” para su provecho muy personal se utilizó la fuerza
contra ellos. Tales atentados han pretendido callar a los pensantes del país
permanentemente, a lo que nunca, pero nunca nos acostumbraremos, ni nos
someteremos, ni para demostrar ideas suicidas ni temerarias, pues bien sabemos
contra el monstruo que nos enfrentamos; sino por dignidad y amor a la patria,
nuestros hijos, por ti, por todos; por México. La educación es un todo dinámico y tiende a perpetuarse mediante una
fuerza inértica extraña. Pero también está expuesta a cambios drásticos, a veces
traumáticos y a momentos de crisis y confusiones, cuando muy pocos saben que
hacer; provenientes de contradicciones, inadecuaciones, decisiones casuísticas
y desacertadas, catástrofes, cambios drásticos. Es bueno saber que la educación
cambia porque el tiempo así lo dispone, porque ella deviene. Ella misma se
altera, cambia y se mueve de manera continua y a veces discontinua; crece y
decrece, puede venir a ser y dejar de ser, por ello debe uno estar alerta,
dejar de ser pusilánime y seguir el ejemplo de aquellos que dignamente luchan y
buscan lo mejor para los niños y jóvenes, y por ende la verticalidad y
vergüenza de una profesión que han pervertido hasta el hartazgo. ¡Viva el
magisterio, que a pesar de sus verdugos, sigue una lucha desigual y temeraria,
con la fuerza de la verdad y la razón! ¡Claro que sí! ¡Estamos!
alodi_13@hotmail.com
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