DIARIO ÍNTIMO
Ni los chismes ni los
chismosos
Dice Manlio Fabio exCapulina
Beltrones que a él no le gustan los chismes ni los chismosos, aseveración
temeraria al ejercer la profesión que él ejerce, barnizada corrientemente por
la vaharada del chismarajo común. Tal vez debió precisar que no le gustan los
chismes de él ni los chismosos que lo agreden, así sí se entendería su
disgusto. Porque ¿a quién no le gusta uno que otro chismesito?
En cada familia siempre hay un
ejemplar de cada cosa y familia que no tenga un chismoso entre sus filas no es
digna de ser preciada. Además, a últimas, no se entiende por qué tanto alboroto
si es un secreto a voces que los diputados federales siempre han tenido mano en
la asignación de presupuestos y por obvias razones en la asignación de los
mismos. Presidente municipal que no coopela, como dijera el chino Zhenli Ye
Gon... cuello!!!
Lo difícil no es señalar y
hacer un chisme, lo difícil es seguirle la pista a los dineros, porque no me va
Usted a dejar mentir: a los políticos se les acusa de todo menos de flojos y
descuidados, se afanan desde la mañanita hasta el anochecer en conseguir el
mejor trato y no dejan huella, es más fácil caerle a un agente encubierto de la
DEA que a un político. Por eso me cae bien el buen Manlito, siempre se anda
reinventando y ahora resulta que está más dolido que Angelique Boyer con su
personaje de Monserrat Mendoza Giacinti en la superproducción “Lo que la vida
me quitó”, como si no se acordara lo perra que salió en Teresa.
Y hablando de perras les cuento
-por si andaban con el pendiente como dirían los del face- que ya reapareció la
perrita familiar. Se había extraviado y habíamos dado parte a XHGC aunque nos
dijeron que mejor nos fijáramos bien no sea que estuviera ensabanada como la
niña aquella, y es que la pobrecita ya está muy vieja, tan chiquita y enjuta
como ciruela pasa que hasta pena da verla ir y venir rengüeando y cargando una
hernia que da miedo. La compraron mis papás desde que yo vivía en su casa y
cuando me fui ya estaba vieja, de eso ya hace muchos años y estoy empezando a
creer, con esta vida tan disipada que llevo, que antes me van a enterrar a mi.
En fin, que a mí cuando me
expusieron el extraño caso de la desaparecida ni me dio tanta extrañeza, hasta
pensé que si se había metido de noche a algún parque xalapeño lo más seguro es
que se la hubieran comido las ratas -ni hay en los parques públicos xalapeños-.
Pero ya regresó, toda maltrecha pero volvió. De esos días en que se perdió no
quiere hablar, ni un ladrido ha soltado, parece judicial entrenado. ¿A dónde
estuvo? Sabrádió.
Yo tengo la teoría que se fue
al desfile del 20 pero que no la aceptaron por la edad, aunque ella asegura que
en la marcha magisterial había mucho viejito y que entonces lo suyo es discriminativo.
¿quién soy yo para contradecirla? El caso es que todos están contentos, y como
dijera Manlito, a mi no me gustan los chismes ni los chismosos, por eso es que
ya no especulo más, me conformo con haberla visto volver con su bulto de
paliacate bajo la pata y si algún vecino nos dice lo que pasó en estos días de
su ausencia lo tacharé también de chismoso.
Así, con esa autoridad que le
da el haberse rasurado el bigote, Manlio Fabio tiene la estatura moral de
esgrimir que todo es una enconada campaña de desprestigio contra los diputados
federales (pobrecito, que alguien le diga que ellos solitos se desprestigian).
No cabe duda que cuando uno y esa mesnada de “unos” que son, se quieren hacer
que la Virgen les habla, no hay mejor escuela que San Lázaro. Y es que cuando
la verdad no es precisa los políticos suponen que la mentira es artera. Claro
que no piden el diezmo de “toooooodo” el presupuesto, como pasa Usté a creer,
deben pedirlo sólo de una parte, porque si fuera de todo, qué le dejan a los gobernadores, los presidentes municipales,
los directores de obra pública, los supervisores, los tesoreros y toda esa
larga lista que tiene la perfecta escuela de estirar la manita. Es la escuela
de la mano, todo comienza en el Congreso donde la levantan, y de ahí continúa
una larguísima cola en donde ya sólo la estiran.
Cualquier comentario de esta
chismosa columna, favor de enviarlo a atticusslicona@gmail.com
y puede seguirme en twitter en @atticuss1910
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