Alvarado se prepara para el tradicional "Encierro de burros"
Alvarado, Ver.- Será el próximo sábado 11 de octubre cuando en esta ciudad la población festeje el tradicional desfile de "Encierro de Burros 2025", evento que conmemora uno de los episodios más controvertidos en la lucha de clases.
El "Encierro de burros 2025", será el último festejo que junto a su pueblo encabece la presidenta municipal Lizzette Alvarez Vera, quien durante su gestión se dio a la tarea de rescatar todas las tradiciones culturales del pueblo de Alvarado.
Como nunca antes en la historia del municipio, los alvaradeños se aprestan a participar en la tradición que tiene historia y que data del siglo XVIII, festejo al que Lizzette Alvarez Vera rescató y llenó de color, música y diversión para todas la familias.
El tradicional desfile será el sábado 11 de octubre a las 3 de la tarde por las principales calles del municipio, y los participantes lucirán sus mejores atuendos, en el medio de un ambiente familiar y de orgullo alvaradeño.
LA HISTORIA
El "Encierro de Burros" en Alvarado se originó en el siglo XIX como una burla a la clase alta que realizaba cabalgatas elegantes durante las fiestas de la Virgen del Rosario, impidiendo la participación del pueblo. La gente común, en respuesta a la desigualdad social, se vistió de mujer, se maquilló y montó en burros para ridicularizar a la élite, dando lugar a esta tradición que hoy atrae a miles de visitantes en las fiestas patronales.
Pero el hoy festejo tiene su origen en la marcada desigualdad Social de la época, pues la población de Alvarado estaba marcada por una fuerte división de clases.
Durante las fiestas en honor a la Virgen del Rosario, la gente adinerada realizaba cabalgatas con caballos y atuendos lujosos, pero los pobres no podían participar en esa fiesta exclusiva de pudientes las mujeres e hijas de los hacendados lucían elegantes vestidos y joyas dignas de la realeza de la época.
La impotencia pronto se convirtió en resistencia para el pueblo alvaradeño principalmente por pescadores y campesinos que no pudieron soportar que sus esposas no pudieran participar en esa elegante fiesta de colorido y dispendio.
Es por eso que la población humilde, en un acto de protesta y humor, decidió crear su propia celebración y un grupo de hombres se vistieron con rolas de sus mujeres y montaron en burros para imitar y ridiculizar a la clase alta.
A los hacendados no les gustó la sátira hecha por los peones que ridiculizaron la fiesta de élite, en un relajo de burla y protesta, transformando el desfile de elegantes caballos y hermosas mujeres ataviadas en finas ropas, en un desfile de burros montados por la gente de clase humilde, como una forma de caricaturizar la ostentación y el poder de los adinerados.
La ingeniosa protesta de los pobres pronto tuvo su repercusión, porque se dieron represalias contra ellos, azotes, despidos, discriminaciones y consecuencias, que exacerbaron aún más el ánimo de protesta en la clase socialmente baja que pese a estar en desigualdad de condiciones no se arredró y soportó la humillación.
Para el siguiente desfile, los hacendados contrataron caballerangos y peones que se encargaron de cortar de tajo con un nuevo intento de burla y se dieron a la tarea de localizar a todos los burros que hubieran el municipio, y procediendo a robarlos, los encerraron en un mismo lugar para impedir una nueva sátira.
Al año siguiente, los peones ya estaban preparados y decidieron ellos mismos ocultar a sus burros y cuando la clase alta no lo esperaba, volvieron a desfilar con la misma sorna que la primera vez.
De esa forma, lo que comenzó como un símbolo de igualdad y burla, se consolidó como una tradición, convirtiéndose en la actividad principal de las fiestas patronales de Alvarado.
Desde entonces, y con mucho orgullo, los hombres del pueblo alvaradeño ataviados con vestidos de mujer y montando pollito, participan en el orgulloso "Desfile de burros", como un recordatorio a la valentía y dignidad de quienes iniciaron esa gesta y a final de cuentas salieron airosos.
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