DIARIO ÍNTIMO
Más herencia
Cada día el ambiente en esta
capital se pone Tepiteño y más con la jauría de camioneros que todos los días
salen a comerse el asfalto a puños. No todos, lo sé, no me gusta generalizar,
porque hay unos muy decentes... lo malo es el otro 99% que no tiene corrupta
progenitora. La escena se repite a diario, sin que esa constancia me ayude a
determinar si en realidad van jugando carreras o tienen un amor obsceno a irle
cerrando el paso a los demás. Antes, cuando había caballeros, la ciudad se
disfrutaba y a las viejecitas se les cedía el paso y el asiento, pero ahora
todo mundo tiene prisa, sobre todo los chafiretes que por su forma de conducir
se diría que cobran en dólares por vuelta.
A mi en más de una ocasión han
estado a punto de desgraciarme, como si necesitara ayuda y no me pintara yo
solito para eso de andarme desarmando. Son, así y nomás por no decirles feo,
unas bestias.
Creo no ser el único que ha
sentido esa rabia antisocial que demuestran al aventarnos la lámina por
delante, si así fuera entonces les diría que ya pueden irle llegando de uno por
uno, porque hasta eso, son montoneros. Pero no creo ser el único, su
misantropía es galopante y no respetan edad ni género, igual se le avientan a
un mercedes que a un tsurito maltratado, hacen la parada donde quieren y traen
sus unidades más destartaladas que la honradez priísta. Ahí tiene una muy buena
chamba el Gobierno, que se apliquen en las concesiones para que eso no siga
pasando y que le den al respetable un servicio de calidad.
Aquí pagamos en promedio ocho
pesos, los cuales son mucho muy gravosos considerando la ínfima calidad en el
servicio y la mala asignación de las rutas, y en en Distrito lloran porque les
subieron el boleto del Metro a cinco pesos. Tome usted en cuenta que hasta
entre los transportes públicos hay niveles y lo que hace el Metro por la
ciudadanía defeña es inconmensurable y que tres, cuatro o cinco pesos se quedan
cortos en la relación distancia, velocidad, efectividad.
Los camioneros xalapeños no dan
ni siquiera chance de leer un libro, así ¿cómo va a subir el nivel cultural? Si
andas medio tembeleque por lo pesado de la semana el subirse a un camión puede
resultar mortal. El otro día un pobre paisanito iba lo que le sigue de cansado
y fue dejando caer la cabecita dócilmente contra el vidrio. Al principio las
vibraciones le hicieron caer en un sopor -hasta se veía- placentero y seguro
estaba soñando con una ciudad sin doña Elízabeth porque comenzó a sonreír, pero
en cuanto el camión agarró inercia y al chofer le valieron lo que se le unta al
queso los baches, el adormilado caballero de un cabezazo bretó el vidrio y un
hilillo de sangre le escurrió por el rostro. Después de eso me fui dando de
cachetadas para no dormirme, de menso me duermo. Subirse a un camión en Xalapa
es un deporte extremo.
Es justo y necesario que ya
pongan un verdadero orden. Elízabeth no le quiso entrar, se quedó con un
proyecto integral de movilidad que cacareó a lo grande y que echó a perder a lo
bruto. Hizo algunas cositas de las que tenía planeadas pero hasta ahí, no le
alcanzó para más y así como no queriendo le heredó un problema más a Américo. A
éste le tocará arreglar el problema aunque lo más seguro es que el famoso plan
de Movilidad 360 no le cuadre y en poco tiempo nos presente uno más nice, más
pirrurris y más chido (seguramente así lo defenderá), algo que nos saque de
este camino que sin remedio y sin falta nos llevará a ser una nueva Tepito.
¿LO MEJOR DE HOY?
Que ya sólo te quedan 19 días
Elízabeth
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