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lunes, 22 de enero de 2018

ARTICULISTA INVITADO RODOLFO HERRERA


Vivir en el Golfo
Por Rodolfo Herrera
¿Y LA CAMPAÑA INTERNA?
     Las precampañas que iniciaron los candidatos presidenciales el pasado 14 de diciembre y que culminarán el próximo 11 de febrero, han tenido de todo, pero los militantes de cada partido se quedaron esperando el mensaje interno, lo cual configura la millonaria farsa que aprobó el Instituto Nacional Electoral.
     Mire usted, de acuerdo al calendario electoral aprobado en el INE por todos los partidos políticos, los candidatos tendrían 60 días de precampaña interna para que cada uno disputara en sus respectivos organismos la candidatura con otros militantes.
    Es decir, para que la precampaña tenga razón de ser, cada precandidato presidencial debería tener un contrincante interno y eso no va a suceder, porque de manera directa y dictatorial han quedado designados los tres principales, o sea, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Andrés Manuel López Obrador.
     Y como ninguno de ellos tiene contrincante, entonces el voto del militante de cada partido no vale nada, porque no tienen para dónde escoger, la única opción es quedarse con su candidato, ese que ven reiteradamente en spots radiofónicos y televisivos masivos, interrumpiendo abruptamente la vida cotidiana de la audiencia.
    Entonces hemos visto que todas las presentaciones de los precandidatos han sido públicas, no internas en cada partido, han mandado en abierto discursos al electorado, pero no se han dirigido a sus respectivos militantes.
     Y vemos que todos los partidos y candidatos se prestaron a esa enorme farsa donde han utilizado el tiempo y recursos públicos para promoverse y tratar de ganar espacio, lo cual no han conseguido pese a que ahí han concentrado todo su esfuerzo.
     Es decir, como si no hubiera precampañas internas, el dueño de Morena y candidato presidencial designado por él mismo, Andrés Manuel López Obrador, sigue de puntero en las estadísticas y por más ataques que recibe, alos cuales no se ha enganchado, encabeza las preferencias del electorado nacional.
     Por su parte Ricardo Anaya del PAN, ese que llegó a codazos a la dirigencia nacional del blanquiazul y desconoció a todos los que lo ayudaron a llegar, para que a final de cuentas apuntalara él mismo su candidatura utilizando recursos de partido y escenario nacional, sigue sin crecer y continúa en un inconforme segundo lugar, a pesar de que nos defendió en Estados Unidos y Canadá. “Le pupú le mató le guagá”.
     El que de plano no despunta ni con la ayuda del presidente y con medio gabinete en campaña, es el priista José Antonio Meade que dicho sea de paso, es un candidato serio, el que más experiencia académica y administrativa tiene de los tres, pero definitivamente lleva cargando en la mochila a los priistas como el indiciado Rubén Moreira, el excarcelado Rodrigo Medina, el prófugo Cesar Duarte, el detenido Roberto Borge y esa chulada de joyita jarocha que resultó ser Javier Duarte, de quien todos se afrentan pero que en su momento aparecieron posando con él para la foto.
    Entonces resulta que para la precampaña, los partidos y candidatos disponen de casi once millones de spots de 30 segundos en radio y televisión, de los cuales 6.8 millones son de radio y 4.3 millones son televisivos, pero qué curioso, esos mensajes no son dirigidos a los militantes de los partidos en esa campaña interna, sino al electorado en general y en tiempos de crisis política, económica y social ¡Eso no se vale! ¿O usted qué opina?
SE DESINFLA ANAYA
     En tiempo y forma le hemos comentado que el candidato que menos unidad representa, es precisamente el de la alianza PAN, PRD y MC Ricardo Anaya Cortés.
     Y le explicamos que como “Caballo de Troya”, el joven maravilla tiene los enemigos por dentro, los cuales irán saliendo poco a poco, como una enfermedad que lentamente va carcomiendo por dentro.
     La primera en saltar del barco fue Margarita Zavala y con ella se fueron los ánimos de una gran parte de la militancia tradicional al que el joven les falló el despojarlos de su conservadora forma de selección interna.
      El segundo fue el senador Javier Lozano que por cierto con su salida era suficiente, pero ponerlo de vocero del PRI lejos de sumar parece que resta; en últimas horas Gabriela Cuevas, una panista defeña de mucho arraigo abandona a Anaya diciendo que se va con el enemigo, o sea con López Obrador.
    Como le pronosticamos, las salidas van a ser lentas pero efectivas, para que a final de cuentas sea el ex presidente panista Felipe Calderón Hinojosa, el mismo que apuntaló a Anaya en la dirigencia del PAN, quien cierre la puerta del partido que Anaya dejará en zona de desastre. Al tiempo.



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