2012: AÑO ELECTORAL Y DE CAMBIOS
Entramos al año más electoral de cada sexenio, de una competencia plena que impacta todos los ámbitos de la vida de México; lo que pasará es muy importante para el futuro inmediato de los mexicanos, está en juego el continuismo del sistema establecido, con sus absurdos privilegios y abismales desigualdades, contra la posibilidad realista de iniciar cambios de fondo que mejoren las condiciones de vida de la mayoría de nuestros compatriotas. Por el lado de la izquierda es la tercera oportunidad de acceder al poder político después de los intentos Cardenista del 88 y Obradorista del 2006; estamos convencidos de que la tercera es la vencida, es la buena para salir del atraso y la inseguridad en que vivimos. Los ciudadanos deben participar en las campañas y votar, anulemos el abstencionismo, asumiendo una actitud crítica y de compromisos, demandando de los candidatos en general, sobre todo los presidenciales, posturas claras, objetivas, viables y de pacto transparente con los electores. Nunca más debe volver a ocurrir lo que pasó con Calderón, quien engaño ofertándose como el presidente del empleo y terminó como el presidente de la guerra, cuyo saldo macabro nos indica más de cincuenta mil muertos a estas alturas.
Las circunstancias y las tendencias van perfilando, cada vez de manera más clara, un escenario de polarización entre Peña Nieto y López Obrador. Mientras el “candidato del copete” tropieza verbalmente cada que abre la boca sin la ayuda del apuntador, bajando drásticamente sus niveles de preferencias, “ el peje” tiene que superar muchos vicios y deformaciones de la coalición que lo apoya, donde sus pequeñas elites se reeditan en los cargos y no realizan trabajo de base; es indispensable una estrategia que abra las puertas a la ciudadanía progresista en las candidaturas y en las estructuras de campaña; es deseable que los potenciales electores del movimiento progresista rebasen a sus partidos por la izquierda, espacio y ruta que abandonaron hace algún tiempo.
El PAN vive una tragedia: carga el costo político de dos sexenios para el olvido, las locuras de Fox, la guerra de Calderón y la ineptitud de ambos; además, tiene que responder por la ola de violencia que el gobierno federal ha sido incapaz de enfrentar. Por si le faltara algo sus tres precandidatos no emocionan a nadie, viendo como se diluye su aparente ventaja mediática por ser varios los aspirantes. No le funcionó al PAN esa estrategia, ninguno sobresale con ventaja y empiezan a verse débiles y vulnerables, como algunos lo preveíamos. Salvo por algunos estados que todavía controlan y el uso infame de programas sociales el panorama para el PAN es de debacle, de tercer lugar, incluyendo a Veracruz, donde sus candidatos a senadores y diputados van a ser jalados a la baja. Conociéndolos como negociantes de la política no me extrañaría que acaben vendiendo las candidaturas al mejor postor y que sirvan de paleros de poderes facticos.
En el movimiento progresista se debe tener mucho cuidado con el perfil y la imagen de los candidatos a senadores y diputados. Es indispensable saber quiénes son, qué pueden aportar y evitarse sorpresas con mercenarios manipulados por otras fuerzas políticas, porque en una idea mercantil se pueden tirar a media campaña; es el caso de la capital del estado, donde un negociante vulgar se promueve alentado por intereses ajenos. Estas candidaturas son una buena oportunidad para rescatar el espíritu, el estilo y la esencia de la izquierda.
Lo que sea haga de precampaña tiene que concebirse como aporte a un proyecto nacional, dando prioridad al posicionamiento de López Obrador, el PRD y el movimiento progresista. Además de siglas y caras hay que difundir y defender ideas y propuestas. Con todo lo “caseritas” que sean las precampañas deben ayudar y no ser contraproducentes, no estamos pensando en el rey feo del carnaval, es una campaña seria y trascendente, que va aponer en juego muchos asuntos de vital importancia para los mexicanos.
Recadito: por caridad: que el trastupijes se anuncie pero que no ponga su foto, se pierden simpatías y se ganan burlas. Al menos que le agregue el infaltable “se busca”.
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