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martes, 19 de marzo de 2013

ARTICULISTA INVITADO:MIGUEL A.GÓMEZ


VÍA CRÍTICA 
Ave María... sin fotografía, concedida

Aprovechando el ambiente propiciado por la transición católica, luego de la elección clerical del nuevo Sumo Pontífice; el título de este panfleto tiene como finalidad explicar -más no redimir- lo que para la opinión pública pudiera significar un grave atentado a la libertad de expresión; de esos que relatores de la ONU como Frank La Rue, han considerado un fuerte pero rutinario lastre para el ejercicio periodístico en el estado de Veracruz: primer lugar de peligrosidad en México para este oficio, y especialistas como Edgardo Buscaglia han definido dentro de las 44 violaciones de los 58 tratados internacionales de derechos humanos existentes, convirtiendo a la entidad en una émula palestina para el oficio más noble de la humanidad.
Sin embargo y contrario a lo que se pudiera pensar, al momento de escribir estas líneas, un servidor no tiene miedo de ser coartado o reprimido.
Es indudable que en Veracruz, el periodismo está en riesgo, pero también se debe a la prostitución en la que se ha visto involucrado y como ejemplos, tenemos vastos: hay “periodistas” que encuentran refugio para su credibilidad y falsa objetividad en las incesantes críticas al sistema gubernamental, teniendo como único fin hacer “méritos” con la oposición para que, llegado el momento, se cabildee y a base de chantajes, sean negociadas las candidaturas para competir por puestos de elección popular.
De hecho, ahora se da un evento de esta naturaleza en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, mediante los hilos que intenta mover “al aire” cierto personaje mártir de aquella zona, al grado en que los panistas de alcurnia ya consideran ceder ante su presión. Total, el afán descuartizador de esta otrora conductora de noticias ha sido suficiente para “justificar” un hueso que vendría siendo un pago al estilo caza-recompensas, “por lo bien que se ha portado” en el campo mercenario de los señalamientos contra el Gobierno del Estado.
Igualmente se da con uno de los hermanos que a punto están de emular el pasaje bíblico entre Caín y Abel; personaje en quien el compadrazgo y ansia de poder ha hecho trizas los lazos familiares y la figura periodística alcanzada por aquel con nombre de deidad mexica; muy al estilo trepador de quien ostenta como alcaldesa de la capital veracruzana.
            Por ello es perfectamente comprensible la defensa que argumentan las autoridades estatales en torno al caso del fotorreportero en Veracruz de la agencia Cuartoscuro, Felyx Márquez, a quien primero deshicieron y luego aplicaron “la redentora”, con el plus de ofrecer una comilona a sus colegas e intentar limar asperezas después del acontecimiento que en estos momentos y de acuerdo con el propio medio fundado por Pedro Valtierra hace casi 30 años, ha puesto a Márquez fuera del  estado, irónicamente por su seguridad.
Con lo que no contamos, quizás, es que en efecto se trató de un mal entendido, pero no por la acción periodística en sí, sino por las notorias laceraciones a los egos de los involucrados.
 ¿Cómo decir que unos "encapuchados" inspiran más confianza que el sofisticado y altamente capacitado grupo de la Secretaría de Seguridad Pública, en el cual su titular y Sumo Comandante, el amante de la tecnología en seguridad, Arturo Bermúdez Zurita, ha invertido lo que no se imaginan con tal de ganar familiaridad con la ciudadanía? Donde que hasta al parque de Los Berros ha ido a parar, usurpando el espacio de los tradicionales carritos eléctricos, para poner sus innovadoras motos y darles vueltas a los infantes, quesque porque “se ven bien padrotas y los polis son bien amables”. No vaya a ser que un día aparezcan como aquellos grupos de Buenavista Tomatlán, Michoacán, cuando retuvieron a  47 militares: apresados casi con machetes, con todo y su equipo pipiris ¿se imaginan? Qué pena.
            Es decir: en Veracruz, el periodismo está garantizado por dos motivos fundamentales: 1. Los tremendos ovarios y “productos de gallina” que distinguen a varios periodistas respetables y congruentes a quienes no les importa la supuesta represión, pues continúan con su labor día con día, no obstante los compromisos que varios de sus “jefes” tienen con el gobierno estatal y 2. Por las facilidades que brinda el temperamento de varios inexpertos funcionarios de mecha corta que, a la primera provocación o golpe a la personalidad, explotan declarando inconsistentemente para luego, por obvias razones, tener que retractarse o “acomodar” el asunto para medio componerle a la tensión generada (para ilustrar, léase  la reforma al Artículo 373 del Código Penal para el Estado, Maruchi Bravo y el mismo Felyx Márquez, por citar casos recientes).
SUI GENERIS
El resbalón del mandatario veracruzano en relación a "Batman" no lo fue tanto, aunque en el caso de “Blue Demon” y “La Mujer Maravilla” tengo mis dudas. El primero, por lo “blue” y por lo “demon” tal vez cubriría con el perfil de guerra sucia acostumbrada en el partido de este color en los últimos años, con lo cual tendría la razón el mandatario veracruzano, dado que nos encontramos en pleno proceso electoral. Pero de la fémina, definitivamente me siento incrédulo, pues las “maravillas” en este sexenio han emanado precisamente del coso de la calle Enríquez, impulsados por una “mujer” que sabe hacer tan bien su trabajo, que ya hasta se dio el lujo de declinar propuestas indecorosas para engrosar la fila de comunicadores que le entran al rodeo electoral, para que una vez finalizada su encomienda, retorne al ambiente que la vio nacer en lo profesional.
No obstante, el hombre murciélago, al igual que los individuos fotografiados por Felyx Márquez, son o pretenden ser héroes anónimos que esconden bajo la máscara la seguridad propia y de los suyos, impulsados por la desconfianza y, en particular con los mexicanos, producto del hartazgo que ha generado una guerra innecesaria que ha arreciado para infortunio de la nueva administración federal a cargo de Enrique Peña Nieto, a quien sería injusto exigirle en poco más de 100 días de gobierno el control en este rubro, después de 12 años de malos manejos “frontales”.
Pero eso sí, algo ha quedado claro: lo sucedido entre Felyx Márquez demostró la ambigüedad entre "democratizar" y "burocratizar" los medios de comunicación y en quienes ejercen dentro de ellos.
Porque para criticar, señalar y exigir, lo más coherente es que primero se conozca por dentro y por fuera aquello a lo que destinamos nuestras consignas y hastío; dinámica en la que la creación de una "Comisión", por muy pionera que sea, no era la solución de vínculo entre el periodismo y el gobierno.
Quizás con respetar la libertad de expresión hubiera sido suficiente, como derecho fundamental que es. Pero ¿cómo? Si ésta también propicia la malversación del mismo oficio periodístico y estimula la ambición desmedida de sus protagonistas, e igualmente fomenta las heridas en la susceptibilidad de la administración pública.
Lastimoso pero cierto, este es el círculo vicioso que compone a la entidad más politizada del país, en todos los aspectos y en el que hacerse la víctima, también es negocio.

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