VÍA CRÍTICA¡Prensa vendida!
Miguel Ángel Gómez Polanco
¿Cuántas veces hemos escuchado la consigna que da
nombre a este panfleto? ¿Lo recuerda? Quizás es incalculable su recurrencia
¿verdad?
Sin
embargo, la razón asiste a quien lo cree. Por ejemplo, en Veracruz, el
periodismo ha sido burocratizado, aunque esto ello no implique garantías de
atención ni protección con las que se dio este movimiento. El oficio fue
vendido al postor que más lo necesitaba, para ser parte y no juez en los
debates que como prensa, nos corresponde promover. Pero la cobertura sigue, no
obstante las vejaciones. Protestamos
desde la trinchera que nos corresponde y hasta ahí. El peligro es una sombra
que se convierte en brillo cuando la censura aparece.
Y
esto responde a un costo (acorde con el concepto de “venta”): según la
organización “Article 19”, los dos primeros trimestres del 2013 superaron el
caos para el gremio periodístico en México, respecto a la última década en la
que se acentúo la problemática de agresiones.
Tan sólo hasta junio, por
mencionar algo, “se produjeron 123 ataques contra comunicadores, mientras que
en el mismo periodo de 2012 hubo 79", de acuerdo con Ricardo González,
oficial de protección y seguridad este organismo, quien también aseguró que Tlaxcala,
Guerrero, Tamaulipas, Veracruz y Chiapas, son las entidades de mayo riesgo para
la práctica periodística.
Casualidad o no: tres de
dichas entidades, coinciden con las que mayor rezago educativo tienen en el
país y donde ahora se centran las marchas contra la Reforma Educativa; mismas
donde los actos de “represión” ha sido pareja para ambos gremios.
Sí, la prensa se vende: ¿pero
ha pensado usted que quizás es por seguridad y haciendo caso a la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), organismo que reportó, a través de la
recomendación "agravios a periodistas en México y la impunidad
imperante", la muerte de 85 periodistas, desaparición de 20 y 40 atentados
a instalaciones de distintos medios de comunicación entre 2000 y 2013?
Cabe destacar que dicho documento fue
publicado en el Diario Oficial de la Federación, detallando que del 1 de enero de 2000 al 31 de julio de
2013 fueron integrados en el Programa de Agravios a Periodistas y Defensores
Civiles de Derechos Humanos de este organismo (CNDH) la cantidad de 842
expedientes de queja relacionados con violaciones a derechos humanos contra
periodistas y medios de comunicación.
Y
sí: también tenemos nuestros mártires (o por lo menos nos los han “vendido”
así) aunque no se tiene registro de paros, marchas o plantones ejercidos por
ellos, no obstante el peligro que corrían con su trabajo.
Está
Manuel Buendía y su “Red Privada” o la sátira de Jorge Ibargüengoitia; éste
último, convertido en escritor por convicción, no por “presiones”. Incluso se
mató en un avionazo y creía que la Revolución Mexicana “fue un movimiento sin
sentido alguno” que carecía de líderes y unión entre ellos, lo cual originó una
etapa álgida sometida por la fuerza y represión militar. ¿Le suena conocido? Lo
digo por aquellos que se empecinan en llamar a la catarsis actual “revolución”.
De
Buendía, sobresale que participó de aquella etapa en los ochenta, cuando la
censura “era promovida por el gobierno y apaleada por la sociedad que no
entendía con precisión lo que sucedía”, de acuerdo con Héctor Aguilar Camín en
su texto Manuel Buendía y los idus de
mayo.
SUI
GENERIS
¿Y saben qué, inteligentes lectores? Además de
vendidos, somos incomprensivos.
¿Cómo no apoyar al
magisterio, por ejemplo? Si como dijera mi amigo y maestro Salvador Muñoz en su
columna Los Políticos: “el reportero
que critica al maestro debe voltear primero a su casa editorial y preguntarse
si sus prestaciones se acercan un poco a la de los “Maestros privilegiados” o
si su trabajo como tal se respeta”.
¿De
qué nos sirve a nosotros y al pueblo que tratemos de leer y concienzudamente
razonar la reforma en cuestión para aconsejar u orientar a los involucrados
(que al final, somos todos) si la “revolución” en ciernes ya es inevitable y
nosotros, los de la “prensa vendida”, seguiremos jodidos pase lo que pase?
¿Para
qué promovemos lo que, como dice el exdiputado Eduardo de la Torre Jaramillo, debe suceder después de
que los maestros ayuden a “bien morir a los sindicatos”, exigiendo que las
corruptas comisiones se les entreguen a quienes sí trabajan en las aulas?
¿Para
qué, si somos unos “vendidos” que trabajando en dar lugar a las expresiones de
cada bando en este México polarizado, nuestra labor correrá el mismo peligro,
satanizados por unos o censurados por otros, y si hacemos uso de nuestro
derecho constitucional de manifestarnos y bloquear arterias, seremos nosotros
mismos los que den cuenta de ello y –muy probablemente- nos irá peor?
Al final, amigas y amigos, el “para qué” está demás, pero
no así el “por qué”: porque muchos -y eso sí aclaro: no todos- de las y los
dedicados a este difícil pero noble oficio, se han vendido, sí, pero con la
información que como la Ley, será coyunturalmente interpretada como se le pegue
la gana a quien le afecte, con o sin ceros de por medio.
Siendo así, entonces: ¿también el periodismo es
víctima en el escenario actual, no? Pues no, no creo que sea ese el caso y aplica
para todos. Al final, la única manera de hacer frente a la Ley es conociéndola.
¿O cómo ve?
Twitter: @MA_GomezPolanco
Facebook: Miguel Ángel Gómez Polanco
Correo electrónico: magomezpolanco@gmail.com
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