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domingo, 21 de mayo de 2017

Por: Hno. Gael de Jesus



Paz Y Bien
La Oracion
Seguimos con el relato que encontramos en Marcos 1,40-42 que narra el encuentro de un leproso con Jesús de Nazaret, y la curación de este enfermo. Vale la pena destacar que el leproso reconoce a Jesús y se arrodilla frente a Él. Ese arrodillarse me hace pensar en la segunda actitud: adoración. Creo que si queremos ser discípulos y verdaderos cristianos debemos vivir en constante actitud de adoración a Jesús.


Este leproso se arrodilla frente a Él, lo reconoce como Dios, como aquel que es digno de ser adorado porque es el único que tiene poder para hacer lo imposible. Tú y yo debemos ser capaces de arrodillarnos y reconocer a Dios como Aquel que es capaz de hacer maravillas en nuestras vidas.

Muchas veces nos hace falta esta actitud, nos hace falta reconocernos como nada delante de Dios. En muchas ocasiones adoptamos, más bien, una actitud arrogante que nada tiene que ver con el camino de discipulado, pensamos que estamos en la capacidad de ordenarle a Dios las cosas, cuando en realidad debemos arrodillarnos y reconocerlo a Él como el que es capaz de hacerlo todo.


Vale la pena analizar si estamos viviendo con esta actitud que significa anonadamiento, es decir, el reconocer que no somos nada sin Dios y que Él lo es todo. Estoy seguro de que aquel leproso sabía quién estaba frente a Él y por eso es capaz de arrodillarse frente a Jesús. Tú y yo debemos adoptar también esta actitud, para que en nuestro camino de discipulado podamos vivir en constante adoración a nuestro Maestro.
Padre amado, te entrego la vida de este hermano que me lee, regálale la capacidad de adorarte en todo momento de su vida. Amén.
El Señor me los bendiga

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