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martes, 24 de marzo de 2015

ARTICULISTA INVITADO: NEFTALÍ URBINA DÍAZ





COMO COMO VEO...DOY

*LUIS DONALDO COLOSIO MURRIETA, 21 AÑOS DE SU HOMICIDIO.

*ELIZABETH MORALES ATRAE EL VOTO A SU FAVOR APOYANDO A QUIENES MENOS TIENEN.

Tras haber sido destapado por Carlos Salinas de Gortari en 1993 como candidato a la presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, hasta entonces Secretario de Desarrollo Social (SEDESOL) en ese gobierno, se enfrentó a un país que estaba siendo sacudido bruscamente; la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio y la llamada rebelión zapatista aquel primero de enero de 1994 y que duró 12 días con enfrentamientos armados entre indígenas chiapanecos y el ejército mexicano, comprometieron el inicio de su campaña como candidato y sucesor del tecnócrata Salinas de Gortari.

Antes de 1994, el equipo del candidato del PRI no tenía una estrategia definida de campaña, había datos contradictorios, rumores de que se le caería la candidatura, sobre todo, después de que Salinas nombrara a Manuel Camacho (pre candidato perdedor junto a Colosio) como comisionado para la paz en Chiapas y la petición para que, la campaña colosista comenzara “una vez solucionada la guerra en Chiapas, así como evitar hacer proselitismo en esa entidad”, sin embargo, ese mismo día, 10 de enero de 1994, Luis Donaldo Colosio inicia su campaña en Huejutla, Hidalgo, contraviniendo con ello la petición del presidente Salinas.

Las semanas que le siguieron a ese 10 de enero fueron cruciales para el candidato presidencial en todos los aspectos, sin embargo, no lograba, como se dice “levantar” en el ánimo de la gente y daba la impresión de ser un candidato débil, vacilante, tambaleante y con el fuerte rumor de que, por lo mismo, renunciaría a favor del ex regente del Distrito Federal, Manuel Camacho Solís, comprometiendo con ello también, su prestigio dentro del partido.

Con todo en contra, el candidato del PRI decidió re plantear y re lanzar su campaña política para demostrar su fuerza y arraigo entre los priistas, así como entre los simpatizantes de su candidatura, a partir del 6 de marzo de 1994, aprovechando el 65 aniversario de la fundación del PRI, las simpatías hacia Colosio comenzaron a crecer a tal grado que hoy, no hay un referente más cercano que el suyo para comparar una campaña a la presidencia de México, en cuanto a fuerza ciudadana se refiere.

Hay quienes señalan que, aquel famoso discurso del 6 de marzo, fue el punto de quiebre entre el candidato del PRI y el presidente de la República, situación que aún hoy, muchos aseguran, fue la sentencia de muerte del candidato del PRI Luis Donaldo Colosio y que se ejecutaría el 23 de marzo en Lomas Taurinas, en Tijuana,  al término de uno de los mítines de campaña más emotivos, después del de aquel 6 de marzo en la capital del país:

“Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.

21 años después de aquel discurso histórico, el PRI se partió en dos y no ha dejado de quebrarse desde entonces, a pesar de lo que está sucediendo o quizá, precisamente por lo que está sucediendo, desde aquel aciago día.

“Veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso; de comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura y que están dispuestos a creer, a participar, a construir nuevos horizontes”.

Un discurso a todas luces revolucionario, un discurso apegado a la realidad que se vivía, con un conflicto en Chiapas que colocaba a México en el ojo del huracán a nivel internacional demostrando que, lo que afirmara Colosio aquel 6 de marzo, era una realidad tangible en el país y que todavía nos persigue en estos momentos, una realidad creada por tecnócratas que han puesto a México en subasta ante el capital extranjero y se olvidan de la gente que lo habita, un discurso en el que la gente comenzó a creer en un cambio verdadero y que sin embargo, no sabemos cuándo llegará.

Un discurso opuesto a los intereses de la tecnocracia mexicana, a los intereses de la clase política en el poder y que, a partir de ese momento vieron en Colosio a un enemigo del sistema, contrario a lo que los mexicanos deseaban: un presidente que los apoyara, que creyera en ellos, que llegara a hacerle justicia a una sociedad harta del hartazgo del gobierno que los estaba despojando de sus bienes.

De acuerdo con reportes de los diarios locales, en Lomas Taurinas, antes de la llegada de Colosio varios jóvenes extendieron una manta en la que se leía “En Baja California decimos basta, no más engaños, no más PRI-Gobierno” y al reverso decía “Ojo (Manuel) Camacho y Subcomandante Marcos te vigilan”. Sus portadores fueron identificados como estudiantes del Tecnológico de Tijuana.

La sociedad mexicana que ya desde entonces se mostraba inconforme con un gobierno que mantenía una devaluación increíble, los cambios económicos que desde entonces han perjudicado al país, con una forma de hacer las cosas que sólo benefician a unos cuantos y el grueso de la población es la que tiene que pagar los platos rotos, vieron en Colosio no sólo al candidato del presidente, sino un verdadero político que se veía reflejado en las necesidades de la población y que estaba en contra del operante sistema de gobierno.

El discurso del candidato priista en Tijuana fue concreto, apegado a los deseos de la sociedad que estaba, desde entonces, buscando un porvenir más justo, más firme y solidario, como se mostraba Colosio con los mexicanos, pretendiendo un futuro en el que la población del país comenzara a crecer en todos los aspectos y por lo mismo, un discurso que, a pesar de estar aprobado, según cuentan las anécdotas de la época, por el presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, mostraba la fiereza de alguien que iba a combatir, precisamente, lo que aquellos tecnócratas se esmeraban en defender: El beneficio individual.

“Un gobierno responsable es aquel que sirve a todos sin distingo de partidos políticos. Un gobierno responsable es el que está cerca de la gente. Un gobierno responsable es el que escucha y el que atiende el reclamo popular. Ese es el gobierno responsable que los priistas queremos encabezar. Por eso quiero ser presidente de México. Aquí en Tijuana, como en Baja California, ¡vamos a ganar!... Vamos a ganar porque sabemos lo que es la competencia política... ¡lo que sí rechazamos es la incompetencia política!”

Luis Donaldo Colosio marcaba claramente los límites entre el próximo presidente y el presidente en turno de la siguiente manera en su discurso:

“Como partido de la estabilidad y la justicia social, nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades; que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones; que no estuvimos a la altura del compromiso que ellas esperaban de nosotros. Tenemos que asumir esta autocrítica y tenemos que romper con las prácticas que nos hicieron una organización rígida. Tenemos que superar las actitudes que debilitan nuestra capacidad de innovación y de cambio. [...] Empecemos por afirmar nuestra identidad, nuestro orgullo militante y afirmemos nuestra independencia del gobierno.”

Desafortunadamente, ese 23 de marzo de 1994, el candidato del PRI a la presidencia de México, Luis Donaldo Colosio, sufrió un atentado que termina con su aspiración, su carrera política y su vida;

A pesar de que las evidencias apuntan hacia un complot para asesinar a quien, se suponía, vendría a derribar las bases sentadas por los tecnócratas del partido en el poder encabezados por Carlos Salinas de Gortari, seis años después de una “ardua” investigación, se señaló a Mario Aburto Martínez como el solo culpable de planear y ejecutar un crimen que hoy se considera, además, como, el primer magnicidio de la época moderna de México y siguen empeñándose en hacerlo creer a la sociedad mexicana, 21 años después de aquel atentado que ha puesto al gobierno en entredicho.

Hoy, vemos con tristeza que en un futuro próximo nuestro país pueda tener un cambio que se anhela tanto como el agua un sediento, sin embargo, la esperanza radica en nosotros mismos, en lograr cambiar profundamente y en que logremos dejar de ser víctimas del egoísmo que nos ha postrado ante quienes buscan, afanosamente, apoderarse de las riquezas de México, que son las nuestras.

En Veracruz, por otro lado, con gran vocación de servicio y compromiso con Xalapa es como consideran la actitud de Elizabeth Morales García; quienes han trabajado con ella muy de cerca en diversos aspectos de la vida económica y social de la capital de Veracruz, aseguran además que, Morales García es una mujer de palabra, comprometida con la gente pero sobre todo, con su ciudad.

Muchos xalapeños señalan que siempre tiene buena disposición para ayudarles y que han encontrado en Morales García, un gran apoyo, porque sin importar donde esté, apoya a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Desde la Confederación Regional Obrero Mexicana (CROM), aseguran que el trabajo realizado por la ex presidenta municipal fue reconocido por la calificadora internacional Fitch Ratings, dándole a la capital de Veracruz, el primer lugar como el municipio más transparente del Estado, así como el número uno en recaudación y correcta aplicación de los recursos, lo cual la coloca en posición de haber sido, una de los mejores alcaldes de Xalapa.

Ante esto, ella sólo se ha limitado a decir: “Esta es la ciudad que me vio nacer, es la capital de todos los veracruzanos a la que le guardo un profundo amor, he tenido la oportunidad de trabajar en beneficio de ella y seguiré haciéndolo desde cualquier lugar en el que me encuentre”, Elizabeth Morales García recordó que ayudar a la gente siempre ha sido su pasión y también su misión.

Quizá sea por eso que, Elizabeth Morales García esté levantando polémica como mujer dedicada a la política, sin embargo, hay muchos sectores de la sociedad que ven en ella, un futuro prometedor para la capital de Veracruz en los próximos años.

    

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